tag:blogger.com,1999:blog-49354471385800643182024-03-14T06:56:06.689-07:00Intimidades de la historiaUnknownnoreply@blogger.comBlogger29125tag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-16893280649202364432012-07-26T09:47:00.000-07:002012-07-26T09:47:03.194-07:00Evita, la incontrolable<b>A 60 años de su fallecimiento, el viaje europeo de la esposa de Perón suma anécdotas sobre el carácter entre imponente y humanitario de la que fuera la mujer más famosa de la historia argentina y la que más influyó en su sociedad.</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNCN77g_mZAvMdbQ0Ky5j7rQVrFOJSmPNhdrBuZO81o8TfTaAslyn9tmvYuUsaC7bNjz-Xo6nscABw_2KRGjSwQi9DccdXWnGmV1gNK-f6p9LggcKBRdjitxtN1TyuY2y9lNyUcFs1vzDa/s1600/4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="372" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNCN77g_mZAvMdbQ0Ky5j7rQVrFOJSmPNhdrBuZO81o8TfTaAslyn9tmvYuUsaC7bNjz-Xo6nscABw_2KRGjSwQi9DccdXWnGmV1gNK-f6p9LggcKBRdjitxtN1TyuY2y9lNyUcFs1vzDa/s640/4.jpg" width="640" /></a></div>
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Frontal, exigente, impulsiva y fresca, <b>Eva Duarte de Perón</b> fue una de las primeras mujeres de presidentes en representar al país en el extranjero. Por eso fue tan sonado el viaje que hizo por España, en 1947, viaje del cual quedan recuerdos en los informes que un funcionario español hizo para el dictador Francisco Franco y a su esposa, Carmen Polo, y la visita al papa Pío XII, en el que destaca la falta de etiqueta de la primera dama: <div>
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"<i>El mismo día de la llegada, después de almorzar, el primer problema. Evita decidió visitar los barrios pobres de Madrid. Doña Carmen le señaló que hacía mucho calor y que debían dormir la siesta porque a la noche tendrían una fiesta en El Pardo</i>. </div>
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"<i>No hubo caso. Tuvo que acompañarla a la recorrida en automóvil. Evita entró en todas esas casuchas, les preguntó a sus ocupantes si tenían trabajo y a cada chico flaco con aspecto de enfermo le dio dinero, diciéndole a Doña Carmen y a los que íbamos con ella que eso no era caridad, sino ayuda social</i>.</div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgl35baE-24iPCoRlxCQ11ZdIGxy8okbMgt4gfBTYRjeHGo61uXfLaM0jJxi5xb2mp3Xb00xM90TN5sYFF4iWgEVI_a1_Ey8mIWpQ083HR5jefC1AeswM6bXy9qozupsfUCS_IKGVRKKYQb/s1600/Eva_Peron_junto_Franco.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="428" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgl35baE-24iPCoRlxCQ11ZdIGxy8okbMgt4gfBTYRjeHGo61uXfLaM0jJxi5xb2mp3Xb00xM90TN5sYFF4iWgEVI_a1_Ey8mIWpQ083HR5jefC1AeswM6bXy9qozupsfUCS_IKGVRKKYQb/s640/Eva_Peron_junto_Franco.jpg" width="640" /></a></div>
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<i style="background-color: white;">"El mismo día, al regreso de los barrios pobres, el segundo problema. Evita le pidió al Generalísimo que indultara a la «Pasionaria», la comunista condenada a muerte. El Generalísimo, que había ordenado que la fusilaran, le perdonó la vida, pero dijo que cumpliría su condena en la cárcel.</i></div>
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<br />“<i>Evita bajó a la fiesta en El Pardo con un vestido azul espectacular, pero se olvidó de ponerse la Cruz de Isabel la Católica. El generalísimo se lo hizo notar. Ella dijo: <b>«Ay, me olvidé de ponérmela. No importa, tiene arreglo»</b>. Chasqueó los dedos y una ayudante corrió a buscarle la Cruz</i>. <br /><br />“<i>De Madrid fuimos a Sevilla. Visitas a una iglesia y después a la Catedral</i> (…). <i>Cuando en la misa pasaron la bolsa de la limosna, ella dijo en voz alta: «¡Uy, me quedé sin un centavo! <b>Yo creí que la otra iglesia era la Catedral y dejé todo lo que tenía </b>en la cartera. A ver, ¡vayan rápido al Pardo a buscar más plata!» Y eso hicieron… Regreso de Sevilla a Madrid y visita al Escorial</i> (…). <div>
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"<i>Cuando le preguntaron qué le parecía el palacio, dijo: «¡Cuántas habitaciones! <b>¡Qué hogar para huérfanos haría yo aquí!»</b> Muchos se horrorizaron</i>. </div>
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"<i>En Granada, llevaron a Evita a ver las estatuas de los Reyes Católicos, ubicadas arriba de donde están sus cuerpos, el de su hija Juana la Loca y el de Felipe el Hermoso. El alcalde hizo nota: «Fíjese usted que la cabeza de Isabel se hunde mucho más en la almohada. Según decían, su cerebro pesaba más que el de Fernando». Ella sonrió y le dijo: <b>«Siempre pasa lo mismo»</b>...</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>"... Fuimos a Barcelona, donde Evita se encontró con Doña Carmen en el aeropuerto... A la noche, tras descansar en el Palacio Pedralbes, teníamos que asistir a una representación teatral de </i>Sueño de una noche de verano<i>, de Shakespeare, en el anfiteatro del Palacio Nacional de Montjuich. Evita llegó dos horas más tarde. Cuando se lo hicieron notar, dijo: <b>«¡Que esperen! Para algo somos presidentas. A mí nadie me fija horarios, ni mi marido»</b>. Doña Carmen la calmó, hablándole en voz baja...</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>"21 de junio. A las nueve y media de la mañana, Evita tenia cita con el Papa... Evita se quedó dormida. Llegó veinte minutos tarde para la entrevista. La esperaban el monseñor Beniamino Nardoni y el príncipe Alessandro Ruspoli, flaco, calvo, vestido de negro y con un parche sobre un ojo. Cuando Evita lo vio, le preguntó al embajador argentino: <b>«¿Ese parche es parte del uniforme?»</b> El embajador le respondió «No. Le falta un ojo». Ella miró a los soldados de la Guardia Suiza y dijo: <b>«Seguro que le pasó eso porque no saben usar las lanzas»</b>...</i></div>
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<i><br /></i></div>
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<i>"5 de julio. Llevaron a Evita a la ceremonia de caninización de una religiosa portuguesa. La ubicaron en un palco secundario, abajo del de honor, donde estaba la princesa de Braganza. Al advertirlo, le dijo al embajador argentino: <b>«Si no me ponen donde está esa, no hay trigo»</b>. Como hay mucha hambre en italia, su princesa tuvo que cambiar de asiento...</i></div>
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Muy cuidadoso del protocolo, <b>a Perón le molestaban las críticas que recibía su esposa</b>, poco dada a las formalidades. Para eso, contrató al refinado conde de Chikoff, experto en protocolo y buenas costumbres: “<i>Quiero que le enseñes a Eva, porque toma la sopa cantada</i>”, le dijo. Luego de meses de arduo trabajo, el noble pidió audiencia con el presidente. Tenía una queja: “<i>Las malas palabras… Cuando su mujer se enoja es incontrolable. Me doy por vencido</i>”.</div>
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<b>Extracto del libro <i>Secretos Presidenciales</i> (por Andrés Bufali) y del artículo <a href="http://www.todoeshistoria.com.ar/ediciones.php?edicion=535" target="_blank">"Anécdotas y secretos de nuestros presidentes", publicado en la Revista <i>Todo es Historia</i></a>, Nº 535, Febrero de 2012</b><br /><br />
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<a href="http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2012/05/15/article-2144720-131973E8000005DC-46_634x447.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="450" src="http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2012/05/15/article-2144720-131973E8000005DC-46_634x447.jpg" width="640" /></a></div>
<span style="background-color: white;"><b>De las 105 gemas obtenidas a partir del diamante Cullinan, la más grande (bautizada como “First Star of Africa”) se engastó en la Corona del Estado Imperial con que son coronados los reyes británicos.</b></span><br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
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El diamante <b><i>Cullinan </i></b>fue encontrado por Frederick Wells en Sudáfrica, en la mina Premier, en <b>1905</b>, y se convirtió en el más grande de todos los tiempos. Pesaba nada menos que 3106 quilates y medía casi 12 centímetros. Curiosamente, s<span style="background-color: white;">u descubrimiento fue tan increíble que inicialmente se desechó porque se creyó que era un cristal sin valor. </span><br />
<br />
La piedra fue colocada en la caja fuerte y el presidente de la compañía minera, Sir Thomas Cullinan, fue informado. Por increíble que parezca, el diamante se volvió en un objeto incómodo para la Compañía, porque haya sido la maravilla del mercado de diamantes de Londres, durante dos años nadie quiso comprarlo. Era demasiado valioso.<br />
<br />
Por fin fue adquirido por el gobierno de Transvaal (colonia sudafricana) por £ 150.000,00 y entregada al rey Eduardo VII con motivo de su sexagésimo sexto cumpleaños el 9 de noviembre de <b>1907</b>. <br />
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<span style="background-color: white;">El diamante se embarcó a lnglaterra en medio de gran publicidad, incluidas las versiones de que se enviaba un señuelo para frustrar cualquier intento de roba, y de que la piedra legítima se enviaría después.</span></div>
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Al año siguiente el rey Eduardo invitó a Londres a <b>los hermanos Asscher</b> -hábiles cortadores holandeses que en 1903 habían cortado y pulido exitosamente el diamante <i>Excelsior</i> para su reventa- para que estudiaran la posibilidad de tallar el Cullinan. </div>
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Después de una breve inspección, los Asscher comunicaron al rey que esto era imposible. El diamante estaba agrietado, por lo que se recomendó llevarlo a <b>Amsterdam </b>para ser cortado y eliminar una mancha negra que tenía en una de sus caras. </div>
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Amsterdam, era por entonces una ciudad por la que pasaron y se tallaron las joyas más célebres desde que en 1867 empezara la fiebre del nuevo oro (los diamantes de Sudáfrica).
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Eduardo VII estuvo de acuerdo y a la prensa se le informó que el diamante sería llevado a Holanda en un buque destructor sumamente protegido. En realidad, Abraham, uno de los hermanos Asscher, guardó el diamante al bolsillo en el mismo Palacio de Buckingham y lo llevó a Holanda en tren y transbordador.<br />
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<br />
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<span style="background-color: white;">De las 105 gemas obtenidas a partir del diamante Cullinan, la más grande (bautizada como “First Star of Africa”) se engastó en la <b>Corona del Estado Imperial</b> con que son coronados los reyes británicos [<i>Foto</i>]. Las otras partes </span><span style="background-color: white;">se utilizaron para decorar otras joyas de la monarquía británica como coronas, broches, anillos y collares.</span></div>
<br />
Las dos mayores gemas, conocidas como la <b>Gran Estrella de África y la Segunda Estrella de África</b>, están incrustadas en el Cetro del Soberano y en la corona del Estado Imperial, expuestos actualmente en Torre de Londres. El diamante que adorna la corona de Isabel II p<span style="background-color: white;">esa 530,20 quilates sigue siendo el diamante tallado más grande del mundo.</span></div>
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<span style="background-color: white;"><br /></span></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPvYV474OijLKzlkMM4a-lXefBgI1kdWTpW1L6S3Wmibw50bI5m1lfRoS6pJlYhLCVmpbvWbCwUV-5KYcZ5jt0ghqvZ95m6kbsZN8jUkE5W0hrDZbYXxmdKa8BWS1qwzSH2YNbRWQpc4hl/s1600/2010-0525-britain-elizabeth5-reuters.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="492" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPvYV474OijLKzlkMM4a-lXefBgI1kdWTpW1L6S3Wmibw50bI5m1lfRoS6pJlYhLCVmpbvWbCwUV-5KYcZ5jt0ghqvZ95m6kbsZN8jUkE5W0hrDZbYXxmdKa8BWS1qwzSH2YNbRWQpc4hl/s640/2010-0525-britain-elizabeth5-reuters.jpg" width="640" /></a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6kUuMtKKxhFeAeSbxXZ6DMngY11meMyG4g1qJwqtBE5ecXGGDDscblfYYVceTmiDfAzDmnkzgDFRRNpyFLQMeHnN877rb7HS5OdVsY9PGfiXIBGiDWxG_xXIYblFyTK8QQIg4pKcqZp73/s1600/crown-bearing_1125988i.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="412" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi6kUuMtKKxhFeAeSbxXZ6DMngY11meMyG4g1qJwqtBE5ecXGGDDscblfYYVceTmiDfAzDmnkzgDFRRNpyFLQMeHnN877rb7HS5OdVsY9PGfiXIBGiDWxG_xXIYblFyTK8QQIg4pKcqZp73/s640/crown-bearing_1125988i.jpg" width="640" /></a></div>
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<a href="http://www.perfil.com/contenidos/2012/07/04/noticia_0028.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="438" src="http://www.perfil.com/export/sites/diarioperfil/img/2012/07/sociedad/0704_micaela_feldman_g.jpg_1121220956.jpg" width="640" /></a></div>
<b>Nació en Santa Fe, peleó en España y fue una eterna militante de izquierda. Su vida entre nuestro país y Europa.</b><br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
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Le dicen la “Che Guevara” femenina. Su nombre era Micaela Feldman, aunque prefería que la llamasen Mika Etchébère, su apodo y su apellido de casada. Ignorada por la historia, fue la única mujer argentina que peleó en sangrienta Guerra Civil Española (1936-1939), y ahora es protagonista de un nuevo libro. La escritora española Elsa Osorio la recupera y la define como dueña “de una personalidad arrasadora” en su novela <i>La Capitana</i>, que publicará Seix Barral en nuestro país.<br />
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<a href="http://www.perfil.com/contenidos/2012/07/04/noticia_0028.html" target="_blank"><b>Lee la nota completa en Perfil.com siguiendo este enlace »</b></a><br />
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com.ar/2012/06/de-vuelta-casa-en-taxi.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="438" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvt-p9-CtIsObrn3jh_nEg6-x0ifzFiaXuCZf5QDUoYutisJvJXExAIGpLSYq4JCXTViYy6qzerQzH4Qsq5CcXJCGDgkfx8JjoJpDGbuj9_cSr2RlMmpMk_bTc5J-OulqoIb8yEhqlqvc2/s640/arturo+illia.jpg" width="640" /></a></div>
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Con todo el ejército marchando hacia la <b>Casa Rosada</b>, en las últimas horas del gobierno de <b><a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com.ar/search/label/Arturo%20Illia" target="_blank">Arturo Illia</a></b>, un joven teniente de granaderos, de 24 años, ordenó cerrar las puertas y colocó a los apenas 30 granaderos (armados con sables, fusiles y dos ametralladoras) en posición de defensa, una misión casi suicida.<br />
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com.ar/2011/10/el-granadero-que-enfrento-todo-el.html" target="_blank">¡Treinta hombres contra todo el Ejército!</a> Por supuesto, fue en vano, pero contaba la intención. En su despacho, rodeado de jóvenes radicales, Illia se resistía. “¡Como Alem, se va a pegar un tiro!”, exclamaban. <br />
<br />
Illia le pidió su arma al edecán militar, pero éste se la negó y le dijo: “Señor, mi primer deber es interponerme entre el presidente de la Nación y la muerte”. Consumado el golpe, Illia despreció el coche presidencial, y su última orden en la Casa Rosada fue pedir un taxi. </div>
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Tanto su conductor como todos los que miraban la escena se quedaron estupefactos. El presidente constitucional recién derrocado subió al taxi y desapareció entre las sombras de esa triste madrugada.</div>
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(Extracto de<a href="http://www.todoeshistoria.com.ar/ediciones.php?edicion=535" target="_blank"> "Anécdotas y secretos de nuestros presidentes", artículo publicado en la revista<i> Todo es Historia</i></a>, Nº 535, Febrero de 2012)<br />
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</script></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-79277732274224414992012-06-01T08:17:00.001-07:002012-06-03T07:51:37.258-07:00Así fue, hace 115 años, el Jubileo de Diamantes de la reina Victoria de Inglaterra<b>El 22 de septiembre de 1896 la reina Victoria de Gran Bretaña superó a su abuelo Jorge III como el monarca de más tiempo de reinado en la historia británica. Nueve meses más tarde, el Imperio se dio cita en Londres para celebrar lo que fue bautizado el "Jubileo de Diamante".</b><div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8D-WEzhAeeibrF3Qr867XEPhOSwlb-UVZDqohhDAQS9QoxfoGewMpmk2-dNU0_hUl2GFMB57RvgEgFfcRjSXAnI-5Ifc6D1VEdigeLI7XV29IDpZBghievhl3KyEP3gkJ5D-qSJiqU2T_/s1600/article-2096332-1194FAB0000005DC-446_634x681.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi8D-WEzhAeeibrF3Qr867XEPhOSwlb-UVZDqohhDAQS9QoxfoGewMpmk2-dNU0_hUl2GFMB57RvgEgFfcRjSXAnI-5Ifc6D1VEdigeLI7XV29IDpZBghievhl3KyEP3gkJ5D-qSJiqU2T_/s1600/article-2096332-1194FAB0000005DC-446_634x681.jpg" /></a></div>
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El Reino Unido festeja en 2012 con Isabel II su segundo Jubileo de Diamante, más de un siglo después del de la reina Victoria en 1897, que ya se celebró con gran pompa pero que en esa época fue también una manera de glorificar el Imperio Británico, entonces en pleno apogeo.<br />
<br />En 1897, el ministro de las Colonias, Joseph Chamberlain, convenció a la reina Victoria para celebrar los 60 años de su reinado, que coincidían con los 60 años del Imperio Británico entonces en "su zénith", según el historiador Walter Arnstein.<br /><br />En la época, Victoria reinaba sobre un cuarto de la población del planeta, recordó Kate Williams, especialista de la realeza británica.<br /><br />Para el jubileo de la reina Victoria, celebrado en un sola jornada, contra cuatro en 2012, el Imperio se trasladó a Londres, con la presencia de "once primeros ministros de las colonias junto a príncipes indios y destacamentos militares" extranjeros, relató Walter Arnstein a la AFP.<br /><br />Lanceros indios con turbantes, tropas montadas neozelandesas, artilleros jamaicanos e incluso camellos desfilaron delante del palacio de Buckingham el 22 de junio de 1897. Una fastuosa parada inmortalizada en breves filmes en blanco y negro con imágenes temblorosas.<br /><br />Más de un siglo más tarde, ninguna tropa extranjera fue invitada al jubileo de Isabel II.<br /><br />"El Imperio británico se desintegró durante la vida de Isabel II, explica el autor de "Young Elizabeth: The Making of our Queen". Su jubileo es sobre todo "una celebración de la historia británica, de su reino y de la familia real".<br /><br />En 1897, el jubileo también fue celebrado con fasto en el Imperio, donde fueron organizadas suntuosas recepciones. Se erigieron relojes municipales en honor a la reina en Malasia y en Nueva Zelanda y se construyeron fuentes en las islas Seychelles.<br /><br />Este año es más bien la apatía la que domina en los países del Commonwealth, salvo quizás en Canadá.<br /><br />La parada náutica en el Támesis de este domingo, el punto culminante de las ceremonias, no será transmitida en directo en la cadena pública gratuita canadiense ABC, que prefirió difundir un filme de los años 1970, "Shampoo".<br /><br />A fines del siglo XIX, la idea de organizar festividades para el público era aún un concepto nuevo en el Reino Unido, según Arnstein. El 22 de junio de 1897 la reina recorrió Londres en una carroza, como lo hará Isabel II el martes.<br /><br />De la catedral San Pablo hasta el palacio de Buckingham, cientos de miles de personas, entre las cuales estaba el escritor estadounidense Mark Twain, se congregaron para aclamar a la reina Victoria.<br /><br />Una experiencia de la que ella habría de recordarse con emoción con lo expresó en su diario íntimo: "Nadie, pienso, ha recibido tal ovación (...) La multitud era indescriptible, y su entusiasmo verdaderamente maravilloso, profundamente conmovedor".<br /><br />Anteriormente, la reina, de 78 años, que sufría de artrosis y de reumatismos, asistió desde su carroza a la misa celebrada al exterior de la catedral San Pablo. "No podía subir los peldaños" de la catedral, relató Kate Williams a la AFP. Una situación que dio lugar a variados sarcasmos en el extranjero.<br /><br />Para las festividades, Victoria no quiso renunciar a su traje de duelo, que llevaba desde la muerte, en 1861, de su esposo Alberto. "Los ministros le suplican que se ponga un vestido con colores dorados", en vano, según Kate Williams.<br /><br />Finalmente optó por una vestido en seda negra, con un tocado con plumas de avestruz.<br /><br />Por el contrario, este fin de semana, el público podrá comentar los vestidos coloridos y pimpantes de Isabel II, con su estilo inimitable.<br /><br />Las ceremonias en 1897 eran también mucho más aristocráticas, según Kate Williams. Por iniciativa de la princesa Alejandra, nieta de la reina, un inmenso banquete fue organizado para 400.000 pobres. Pero la generosidad del palacio tenía ya sus límites: la comida sólo fue posible gracias al financiamiento del hombre de negocios Thomas Lipton. <div>
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<a href="http://estaticos.20minutos.es/img/2008/01/04/736343.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="444" src="http://estaticos.20minutos.es/img/2008/01/04/736343.jpg" width="640" /></a></div>
Recuento de una boda histórica. La boda que unió a un príncipe español y una princesa griega marcó un antes y después en la historia de España y de su monarquía. Detalles de las grandes ceremonias en Atenas. <b>Videos</b><br />
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Sofía, princesa de Grecia, tenía 23 años cuando le dijo “sí, quiero” al príncipe español don Juan Carlos de Borbón y Borbón, nieto del último rey que había tenido España.<br />
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Ocurrió en Atenas, el 14 de mayo de 1962, hace cincuenta años, en presencia de numerosos miembros de la realeza. Según narró él mismo, días más tarde, el recibimiento de don Juan Carlos en Atenas fue impresionante: “<i>Las banderas de España y de Grecia enlazadas y los gritos de la muchedumbre me hicieron llorar. Fue algo realmente extraordinario</i>”.<br />
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Los príncipes se habían conocido en su adolescencia, precisamente a bordo del crucero Agamemnon, y unos cuatro años más tarde en el castillo alemán de Althausen, donde acudieron al casamiento de la duquesa Isabel de Württenberg con Antonio de Borbón-Dos Sicilias. En aquella ocasión, Juan Carlos confesó que sofía lo había “hechizado”.<br />
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El compromiso entre la delicada princesa Sofía y el atractivo heredero español estuvo muy en la línea de sencillez y naturalidad que siempre caracterizó al hoy rey de España, y fue catalogado como un éxito personal de la anciana reina Victoria Eugenia de España (abuela de Juan Carlos) y de la reina Federica de Grecia (madre de Sofía).<br />
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<b>Juan Carlos y Sofía se encontraron en Inglaterra</b>, como invitados en la boda del príncipe Eduardo de Inglaterra, duque de Kent, con Katherine Worsley, y así nos lo relata la propia doña Sofía:<br />
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“<i>La boda era en York el 8 de junio de 1961. Los invitados llagamos a Londres unos días antes. Yo, sinceramente, no tenía interés en ir. Luego supe que a Juanito tampoco le apetecía. Él acudió con su padre. Yo, con mi hermano. Mejor así, porque todo pudo desarrollarse con más naturalidad. Muchas veces he pensado que, si hubiesen estado allí mis padres, quizá no habría llegado a producirse el encuentro personal entre Juan Carlos y yo. Casi seguro: no habría pasado nada entre él y yo. En el momento mismo de llegar al hotel Claridge de Londres, mientras el conserje entregaba al príncipe Constantino las llaves de las habitaciones, pedí el libro de huéspedes, para saber quiénes se alojaban en el mismo hotel. Los conocía a casi todos. Pero, de pronto, leí Duque de Gerona. Y dije: ‘Y este Duque de Gerona, ¿quién es?’ Entonces, a mi espalda oí: ‘Soy yo’ ¿Esa voz? Me volví. Y era él</i> (...)".<br />
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"<i>Nos contamos mil cosas. Me pareció encantador, y con una hondura que yo no sospechaba. Incluso me chocó que fuese un hombre profundo: yo creía que era sólo un chico bromista. Vi que tenía una situación difícil, con un futuro incierto. Que vivía oficialmente acompañado, y humanamente solo, separado de sus padres y de sus hermanas, en un país bajo un régimen militar, sin monarquía, y donde a su padre (el legítimo heredero del trono) Franco le tenía prohibido entrar. Empecé a admirarle en eso: en la alegría con que llevaba su compleja situación. Estábamos muy a gusto allí sentados. Sólo al final, me sacó a bailar. </i>(...) <i>Recuerdo que bailamos despacio y en silencio</i>...”.<br />
<br />
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<b>En apenas unos meses, el compromiso estaba sellado. </b>La petición de mano tuvo lugar el 12 de septiembre de 1961 en el transcurso de una comida a la que el príncipe había sido invitado por los reyes, Pablo y Federica de Grecia, que se encontraban en una visita oficial en Suiza.<br />
<br />
En el país helvético, gran casualidad, vivía desde hacía muchos años la Reina doña Victoria Eugenia de España, abuela paterna del príncipe Juan Carlos. Asistían a la comida las princesas Irene y Sofía además de los Condes de Barcelona, los padres de “Juanito”. Al terminar, el príncipe se acercó a los reyes de Grecia y, sin rodeos, les pidió la mano de su hija y obsequió una pulsera con rubíes a la princesa.<br />
<br />
<b>A la mañana siguiente, día 13, y en Atenas, el príncipe Constantino de Grecia comunicó al pueblo griego la noticia:</b> “<i>Su Majestad el Rey y su Alteza Real el Conde de Barcelona anuncian el feliz acontecimiento del compromiso matrimonial de sus hijos, sus altezas reales la princesa doña Sofía y el príncipe don Juan Carlos. La ceremonia de la boda tendrá lugar en la próxima primavera</i>”. Aquella tarde del mismo día trece y en la residencia de Vieille Fontaine, de Lausanne, hogar de la reina Victoria Eugenia, se hizo también público el comunicado oficial del compromiso. Sofía, dirigiéndose a los periodistas, nos dijo: “Es verdad, estamos prometidos”. Por última vez en la historia, un descendiente de Christian IX de Dinamarca, “el suegro de toda Europa”, se casaba con un descendiente de Victoria I de Inglaterra.<br />
<br />
“<i>No se declaró nunca. Nunca me dijo eso de ‘¿quieres casarte conmigo?’</i>”, confiesa Sofía recordando aquel día en Lausanna. “<i>Después de hablar con mi padre me gritó: ‘¡Sofi, cógelo!’. Y me tiró un paquetito, una cajita. Dentro había un anillo con dos rubíes redondos y una barrita de diamantes. Yo, en ese momento, no le regalé nada. No me lo esperaba y no tenía nada preparado. Después me dijo: ‘Nos casamos, ¿eh?’</i>”. <b>Obviamente, la respuesta de Sofía fue un sí.</b> Al otro día, el periódico español <i>Arriba</i>, órgano oficial del gobierno franquista, publicaba en la página dos y a una columna, un comunicado oficial de la no menos oficial Agencia Efe sobre el anuncio del compromiso matrimonial. El 15 de mayo de 1962, este mismo periódico ofrecía, en su página nueve y a tres columnas, la noticia de la boda en Atenas. Sin ninguna fotografía.<br />
<br />
<b>14 de mayo de 1962. </b>“<i>Aquel día me desperté varias veces antes de amanecer. Quería vivir conscientemente cada minuto de ese día, y empecé muy temprano. Yo sabía que todo iba a ser preciosísimo, que sonarían las salvas desde el montículo Lycabettos, que voltearían las campanas de todas las iglesias a la vez... Pero lo que a mí me interesaba era vivir mi boda muy bien: enterándome; no aturdida, o creyendo soñar, y que luego tuvieran que contármelo. Decidí ser la protagonista de aquello. Por una vez, era mi fiesta, mi día, mi alegría. Y me propuse: ‘Sofía, ¡fuera nervios! Tú, simplemente sonríe, vas a ver, desde fuera, cómo se casan esos dos’. Así lo disfruté mucho más. Por cierto, esa táctica escapista me dio tan buen resultado que la uso muy a menudo en actos públicos importantes, para no emocionarme, para no ponerme nerviosa, para no sufrir: me salgo de la escena, y la vivo desde fuera. Incluso, he llegado ya a cierto dominio de la técnica y, en ocasiones, controlo todas mis emociones y mis actitudes, a base de vivir aquello en lo que estoy como si hubiera ocurrido ayer o anteayer, y yo estuviera recordándolo. Él, como se alojaba enfrente, cruzó y vino a buscarme. Al verme ya vestida de blanco se azaró un poco, y en voz baja me dijo algo muy simple, pero que me pareció muy bonito: ‘¡Qué guapa estás!’ Ah, recuerdo que... le salió en castellano</i>”.<br />
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<b>A las 9.45 horas se puso en marcha un vistoso cortejo</b>, rodeado por un escuadrón de honor que daba escolta a la carroza dorada en la que iban el rey Pablo y su hija Sofía, precedida minutos antes por otra en la que iban Juan Carlos y su madre y madrina, la condesa de Barcelona. La novia aparecía, a través de la ventana del carruaje, en medio de un torbellino de encajes. El traje era de lamé recubierto de tul incrustado con encaje antiguo. La diadema de diamantes sostenía el largo velo. La cola, de seis metros, y los zapatos, forrados del mismo encaje.<br />
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El diseño nupcial fue creado por el modisto Jean Dessés, de nacionalidad griega pero residente en la capital de las luces, París. El tejido elegido fue una seda entrevesada, que fue confeccionada con escote tipo barco y la cintura marcada. Se trataba de un conjunto de gran elegancia por su sencillez: “<i>La Reina Federica y la Princesa Sofía han tenido el buen gusto de pedir un modelo que no tuviera ninguna extravagancia y se ajustara a unas líneas clásicas, que no anulan su trazado moderno</i>”, narró el creador a los corresponsales. La novia se tocó con el mismo velo de encaje que lució su madre el día de su boda, que le caía de la cabeza hasta el suelo y medía más de cinco metros. Lo sujetó con una diadema también de la reina Federica: estilo imperio y de brillantes. <b>Esta tiara fue el regalo de boda que le quiso hacer el káiser Guillermo II de Alemania a su única hija, la princesa Victoria de Prusia</b> cuando ésta contrajo matrimonio con el heredero de la Casa de Hannover en 1913. También lució una gargantilla, a juego con unos pendientes, un brazalete y un anillo de diamantes.<br />
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La reina Federica consiguió reunir como damas de honor de su hija a ocho jóvenes de sangre real, que sostuvieron durante la ceremonia la larga cola que lució. Las elegidas fueron <b>Alejandra de Kent, Benedicta y Ana María de Dinamarca, Ana de Francia, Irene de Holanda, Tatiana Radziwill, así como las respectivas hermanas de los contrayentes: Pilar de Borbón e Irene de Grecia</b>, que estuvieron pendientes de que no fallara ningún detalle. Las damas ayudaron a vestirse a la novia, “cumpliendo su misión con alegría”, a descender de la carroza -fabricada en 1875 para la frustrada coronación de Enrique V- cuando llegó a la catedral de San Dionisio junto a su padre, así como a subir la escalinata del templo católico. Las ocho vistieron túnicas de corte clásico: faldas plisadas y anchos cinturones de seda rosa, azul o amarilla, que hacían juego con la trenza de tela que lucían en la cabeza.<br />
<br />
El general Charles De Gaulle les regaló un neceser de viaje con frascos de Baccarat y los condes de París una vajilla de Sévres; Un vaso de porcelana del siglo XVI y una pieza de brocado oriental fueron los presentes del Presidente de la China Nacionalista Chiang Kai Check; Onassis una excelente piel cibelina; el magnate Niarchos un aderezo de rubíes y un centro de mesa que representaba un petrolero de oro macizo; Los príncipes de Mónaco un velero deportivo; El gobierno griego un collar de perlas; La reina de Inglaterra un servicio de mesa de porcelana blanca y dorada y el duque de Gloucester una vajilla de plata; El presidente Kennedy una pitillera de mesa de oro; El rey Humberto de Italia un alfiler de brillantes; El rey Balduino de Bélgica, 12 fuentes de de plata bañada en oro; Los reyes de Dinamarca una vajilla de porcelana de Copenhague; Constantino e Irene tres brazaletes de oro con zafiros, rubíes y esmeraldas; los duques de Alba una petaca de jade y oro y los duques de Montellano unos pendientes del siglo XVIII.<br />
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<b>Un repique de campanas anunció, a las diez menos diez, la salida de la novia del Palacio Real. </b>Sofía ocupaba, junto a su padre, una preciosa carroza, fabricada en 1875 para la frustrada coronación de Enrique V, conde de Chambord, y exactamente igual a la que utilizó el zar Nicolás II tras su coronación en la visita que hizo a Francia. Restaurada, se había forrado en seda blanca con galones de oro y decorado con los escudos de la Casa Real griega. El príncipe Constantino, vestido con uniforme de gala, montaba, junto a la carroza, un semental de color pardo. Veintiséis granaderos de la Guardia Real completaban la escolta de honor. Cuando la carroza se aproximó a la catedral católica de San Dionisio, la banda de música del crucero Canarias dio los primeros compases del himno nacional español. Luego interpretaría el griego.<br />
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Las damas de honor acompañaron a Doña Sofía llevando la cola de su vestido, de cinco metros y medio. Antes de entrar en la catedral, en el pórtico sostenido por cuatro columnas de mármol y dos de piedra, realizado por Chambaut en 1887, Sofía se volvió hacia su pueblo, con un saludo que era a la vez despedida. El magnífico órgano, también realizado por Paul Chambaut en 1888, entonó las primeras notas del Aleluya de Haendel. Eran las diez en punto de la mañana. En el altar, vestido con uniforme de teniente de infantería, Don Juan Carlos esperaba a la novia. Lucía los collares del Toisón y de Carlos III, las placas de la Orden de Malta y de la Orden griega del Salvador, cuya banda azul cruzaba su pecho, así como la de San Jorge y San Constantino y la insignia representativa del Principado de Asturias. A la derecha de los contrayentes, en sitiales de honor, se situaron los reyes de Grecia y, a la izquierda del presbiterio, también bajo un dosel, los condes de Barcelona. En el templo católico de San Dionisio Areopagita los contrayentes se otorgaron en matrimonio, diciendo el sí quiero, y ella en griego ne thélo, esposándose con las alianzas, delante del arzobispo Printesi.<br />
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<b>La misa fue en francés, español y latín. </b>A las diez y doce minutos pronunciaba Doña Sofía el sí litúrgico en griego (“ne thélo”) ante la pregunta, también en griego, del arzobispo Benedicto Printesi, a quien ayudó en la ceremonia Monseñor Brindisi, Arzobispo de Greence. Instantes después, la ya princesa española no pudo evitar las lágrimas: había olvidado solicitar a su padre, antes del sí quiero, el permiso que el protocolo exigía, algo que con el tiempo se repetiría en la boda de su hija mayor, la infanta doña Elena. Juan Carlos, que no olvidó solicitar el consentimiento al Conde de Barcelona antes de pronunciar el “Sí, quiero” en español, tuvo que dejarle su pañuelo y esa imagen fue una de las más emotivas de la jornada. Las alianzas eran aquellas confeccionadas con el oro de unas monedas de la época de Alejandro Magno, que intercambiaron en los solemnes esponsales. Cuarenta y cinco minutos duró la ceremonia sacramental con la Santa Misa y la firma del acta canónica en la sacristía de la catedral.<br />
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<b>El templo aparecía decorado por millares de claveles rojos y amarillos, los colores de la bandera de España.</b> La ceremonia apenas duró media hora a pesar de que la misa fue celebrada en francés, español y latín. Don Juan Carlos contestó “sí” a las preguntas tradicionales mientras que Sofía empleó la vieja fórmula griega del “sí, yo acepto”. Con los acordes de la Misa de coronación, de Mozart, elegida por Sofía, el obispo les impartió la bendición. De repente, la joven desposada, bajó la cabeza. No pudo contener las lágrimas y con una mano cubrió sus ojos. Juan Carlos, en un gesto tierno y preocupado, le pasó un pañuelo. Para la Iglesia católica Sofía de Grecia se había convertido en la legítima española del príncipe Juan Carlos. Pero para los griegos, aún no estaba casada. Su Santidad el Papa Juan XXIII había autorizado esta segunda ceremonia en los siguientes términos: “La ceremonia religiosa solemne del matrimonio en la catedral será seguida de la ceremonia ante un ministro de la religión oficial del Estado, matrimonio de acuerdo con el Código Civil griego”.<br />
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“<i>Aquella mañana, yo tenía dentro una mezcla tremenda de sentimientos muy nuevos. Estaba radiante. Me sentía feliz. Y, al mismo tiempo, con un nudo que no me bajaba de la garganta... Pensaba: ‘Me voy de aquí. Algo muy importante se ha acabado. Cuando vuelva otra vez a Grecia, ¿cómo será?’ Me miraba el anillo, y decía para mis adentros: ‘Qué cosa tan extraña, no ser ya la hija de... Y qué cosa tan bonita, a la vez, empezar a ser la mujer de... Como yo tenía derecho al trono, un trámite necesario era pedir permiso a los reyes para casarme. Es un protocolo de respuesta consabida. Pero es una tradición. Y la tradición es el alma de las monarquías. ¿Qué ocurrió? Que se me olvidó. Así de simple. Se me fue... Y me dio mucha pena porque, cuando caí en la cuenta, ya era tarde: ¡ya estaba casada! Por eso me eché a llorar. No tenía importancia, pero me dio rabia. Años más tarde, le ocurrió lo mismo, idéntico, a mi hija Elena. Y ella también lloró</i>...”<br />
<span style="font-family: Georgia;"><span style="line-height: 18px;"><br /></span></span>Cuando la pareja apareció en el umbral sonaron los acordes de la marcha real; y las campanas de las quinientas iglesias de Atenas, que ya habían tañido varias veces durante el día, volvieron de nuevo a repicar mientras los nuevos esposos atravesaban el arco de espadas en alto que la oficialidad del Canarias había formado a la salida de la catedral. Juan Carlos, 24 años, y Sofía, que aún no los había cumplido, ya eran marido y mujer.<br />
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Los novios subieron a la carroza. Doña Sofía correspondía a los vítores saludando con el pañuelo o con el ramo de novia, ya que hacerlo con la mano trae desgracia, según se dice en Grecia. El cortejo recorrería las calles de Atenas para dirigirse al Palacio Real, donde tendría lugar la ceremonia civil. Por segunda vez, los novios pronunciaron el “sí, quiero”, en esta ocasión ante el alcalde de la capital griega. Y de nuevo, junto a su padre y en la misma carroza, la princesa Sofía se dirigió a la catedral ortodoxa para casarse por este rito.<br />
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A las doce en punto comenzó <b>la ceremonia en la catedral metropolitana de la Anunciación de Santa María</b>. Toda la riqueza de la liturgia ortodoxa se vistió de gala para dar mayor brillantez a la ceremonia. A ello contribuyó la mayor –tampoco excesiva– amplitud del edificio, que permitió una más numerosa presencia de invitados. Treinta y cinco mil rosas decoraban la iglesia. Ofició el anciano –ochenta y cinco años– Arzobispo Chrysostomos, Primado de Grecia, que esperaba a la novia en el atrio de la iglesia con los Evangelios. Después se celebró el ritual de las coronas, la danza de Isaías, en presencia del patriarca Chrisóstomos: entre una nube de sándalo e incienso, y bajo un diluvio de pétalos de flores, las ocho damas de honor evolucionaban con los novios, una, dos y tres veces, en torno al altar. Ocho jóvenes príncipes se turnaban, sosteniendo en alto las coronas reales sobre las cabezas de los novios. Sonaban mientras, en dulce salmodia, los textos de Isaías. En la mesa del altar, los objetos tradicionales de la boda griega: una bandeja de plata con kufeta (alemndras cubiertas de azúcar), la Bíblia, y las dos coronas, que suelen ser de flor de azahar; pero esta vez, tratándose de príncipes, eran las de oro de la Casa Real de Grecia.<br />
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El Rey Pablo hizo tres señales de la cruz con las coronas rituales sobre las cabezas de los esposos, mientras el celebrante recitaba el salmo 127; luego se turnarán sosteniendo las coronas ocho Príncipes: el <i>Diadoko </i>Constantino, Miguel de Grecia, Amadeo de Aosta, Víctor Manuel de Saboya, Christian de Hannover, Carlos de Borbón Dos Sicilias, Marino Torlonia y Luis de Baden. Después tendrá lugar la bendición de la copa de la que beberán los cónyuges y la danza de Isaías, en la que los esposos y padrinos dan tres vueltas alrededor de la mesa donde una bandeja contiene las peladillas que los novios arrojarán a los invitados. Éstos responderán arrojándoles pétalos y granos de arroz. La ceremonia resultó un poco larga y muchos invitados recuerdan el calor sofocante, que obligó a Don Juan Carlos a enjugarse el sudor en varios momentos de la celebración.<br />
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En torno a las dos y media de la tarde, los novios y sus invitados llegaban a los jardines del Palacio Real, donde tendría lugar el banquete de bodas para ciento cincuenta invitados. El menú incluía: cóctel de bogavante, suprema de ave a la manera del chef, legumbres, patés helados, ensalada, helado de moka y frutas. El banquete terminó con el tradicional pastel de bodas, con los brindis del Rey Pablo y Don Juan por sus hijos, por España y por Grecia, y con un emotivo discurso del primer ministro Karamanlis en el que consideraba un privilegio el hecho de que su gobierno estuviese asociado al feliz acontecimiento que festejaban; también ponderó las cualidades físicas y morales de Doña Sofía «tan querida de todos los helenos», y de Don Juan Carlos por «haber sabido adquirir la estima y la simpatía de todos nosotros».<br />
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<b>Después de la boda, llegó la luna de miel. </b>La primera estación de los recién casados fue la isla Spetsopoula: un pequeño bungalow, donde ya habían estado de novios. Como don Juan había ido a la boda en su barco, pasó con doña María a darles un último abrazo. También lo hicieron los reyes de Grecia. Ya el armador Stavros Niarchos había puesto a disposición de la pareja un yate de lujo, el Eros, de casco negro y tres elegantes mástiles. Allí, en la playa de Spetsopoula, Sofía escribió a Franco “<i>dándole las gracias por la tiara de brillantes, la orden de Carlos III, la presencia del buque Canarias... y anunciándole que después de ir a Roma a agradecer al Papa lo que había facilitado nuestra boda, pasaríamos por Madrid para saludarle, antes de empezar el verdadero viaje de novios, que iba a ser casi una vuelta al mundo</i>”. “<i>Esa carta la redactó el príncipe, en castellano</i>”, continúa el relato de Sofía. “<i>Y yo la copié en limpio, con mi letra, y encabezándola con un Mi general, porque mi marido me dijo que él le trataba así, y yo también podía hacerlo. Luego, desde que nos conocimos, Franco siempre me llamó alteza. No recuerdo haberle oído llamarme jamás por mi nombre. Y yo a él siempre, mi general. Me parecía lo más aséptico y lo más cómodo</i>”.<br />
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Desde Corfú, siempre en el Eros, navegaron hasta el puerto italiano de Anzio. En coche, a Roma. Se alojaron en el palacete de los Torlonia (Alessandro, príncipe de Civetella-Cessi y Beatriz de Borbón y Battemberg, hija de Alfonso XIII, tíos de don Juan Carlos). “<i>Ella misma, la tía Beatriz, me prestó la peineta, la mantilla, el atuendo negro de largo... ¡Hasta me vistió! Y me hizo ensayar las tres reverencias que, por lo visto, yo debía hacerle antes de llegar al Papa. Me parecía complicadísimo, tanta genuflexión, y que no se me cayera la peineta. Cuando ya estábamos en el Vaticano, en el apartamento pontificio, y me disponía yo a hacer las tres reverencias, de pronto, ¡plas!, se abren las puertas, y ahí mismo, a dos palmos de mí: el Papa en persona. Me tomó de la mano, ¡y se acabaron las genuflexiones!</i>”.<br />
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<b>Darío Silva D'Andrea</b><br />
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<b><a href="http://about.me/dariosd">Sobre el autor</a></b><br />
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<a href="http://about.me/dariosd"><b>Sobre el autor</b></a><br />
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com/2012/04/los-heroes-latinoamericanos-del-titanic.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="250" src="http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2012/04/07/article-2126457-128050E2000005DC-8_634x248.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
<br />
En la cubierta del <i>RMS TITANIC</i>, unos valientes caballeros latinoamericanos eligieron pasar su última noche, la del 14 al 15 de abril de 1912, escuchando los acordes que tocaba la orquesta mientras el lujoso transatlántico se hundía frente a las costas de Terranova.<br />
<br />
Entre los más de 2.000 pasajeros que viajaban a bordo del <i>Titanic</i>, figuran varios latinoamericanos, cuatro de ellos de origen español, que murieron haciendo gala de su caballerosidad y valentía.<br />
<br />
El mexicano Manuel R. Uruchurtu, <b><a href="http://www.perfil.com/contenidos/2012/04/10/noticia_0012.html" target="_blank">el argentino Edgardo Andrew</a></b>, y los uruguayos Ramón Artagaveytia, Francisco Carrau y José Pedro Carrau, integran la lista de los latinoamericanos que embarcaron en el "Titanic", tal y como confirmó a Efe una portavoz de Musealia, empresa que organiza la muestra "<i>Titanic</i>, the exhibition".<br />
<br />
La <i>Enciclopedia Titánica</i> también registra a <b><a href="http://www.perfil.com/contenidos/2012/04/10/noticia_0012.html" target="_blank">la camarera argentina Violeta Jessop</a></b>, quien logró sobrevivir al naufragio, y a Servando José Florentino Ovies y Rodríguez como cubano pero otras fuentes apuntan que era un asturiano que vivía en La Habana.<br />
<br />
La tragedia del viaje inaugural del famoso buque, que zarpó del puerto inglés de Southampton y nunca llegó a Nueva York, mostró todos los aspectos de la condición humana, desde la más extrema generosidad hasta la mezquindad más deplorable.<br />
<div>
<br /></div>
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com/2012/04/los-heroes-latinoamericanos-del-titanic.html" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="470" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjJbrL_T3pkfoZR9zTO0VvXJ5llvquMyAzOoRq1PjChnjmIQqmH2HpXdqjmxtsue9-HDDsrwefmwdoNo4Oixzaa8v2GgeLPUYL34fNqSaJnzgU8cxi8hAzNCDCix9H5Pg4ovni_TCuMicfV/s640/Titanic+2.jpg" width="640" /></a><br />
<br />
Entre los comportamientos ejemplares destaca el del único mexicano que viajaba a bordo: <b>Manuel R. Uruchurtu</b>, de origen vasco, un político nacido en Hermosillo, miembro de una familia pudiente y destacada del noroeste de México.<br />
<br />
La noche en la que el <i>Titanic</i> chocó con el iceberg, Manuel Uruchurtu fue subido al bote salvavidas número 11, gracias a su estatus de diputado en visita oficial en Francia.<br />
<br />
Entonces, - según recuerda en un artículo un pariente suyo, <b>Alejandro Gárate Uruchurtu</b>, miembro de la Sociedad Histórica del <i>Titanic</i>-, apareció la inglesa Elizabeth Ramell Nye, "quien imploró ser incluida en el bote salvavidas, alegando que su esposo e hijo le esperaban en Nueva York".<br />
<br />
Manuel Uruchurtu cedió su lugar a Elizabeth y, a cambio, le pidió que visitara a su familia en Veracruz para contarles su destino.<br />
<br />
En 1924, Elizabeth cumplió su promesa y viajó a México para encontrarse con la viuda de Uruchurtu. No obstante, tiempo después se descubrió que Elizabeth había mentido ya que ni estaba casada ni tenía ningún hijo, según el artículo de Gárate Uruchurtu.<br />
<br />
Otra historia asombrosa es la del <b>acaudalado uruguayo Ramón Artagaveytia</b>, descendiente de vizcaínos y que cuarenta años antes se se salvó del naufragio del vapor América en el río de la Plata.<br />
<br />
Como pasajero de primera clase, Ramón tenía derecho a una plaza en uno de los botes salvavidas. Sin embargo, decidió no subirse al bote y fue visto por varios pasajeros en la cubierta del barco junto a otros dos paisanos, los Carrau.<br />
<br />
Las últimas horas de Artagaveytia concluyen con un enigma. Cuando identificaron su cuerpo, se halló entre sus ropas un reloj de bolsillo, con sus agujas fijas en una hora diferente a la del naufragio (02.25 horas).<br />
<br />
Según cuenta Josu Hormaetxea, autor de "Pasajeros del <i>Titanic</i>. El ultimo viaje de Ramón Artagaveytia", "su reloj estaba parado a las 5 de la mañana; eso significa que estuvo a punto de volver a engañar a la muerte, ya que los equipos de rescate a esa hora ya habían llegado".<br />
<br />
<b>Los Carrau, Francisco, de 28 años, y Jose Pedro, de 17 años</b>, que según algunas versiones eran primos y otras eran tío y sobrino, embarcaron en Southampton en el <i>Titanic </i>en un camarote de primera clase, según la <i>Enciclopedia Titánica</i>.<br />
<br />
La familia Carrau, de origen catalán, fundó una de las compañías más antiguas de Uruguay, <i>Carrau & Cía</i>, que en la década de 1910 ya estaba "fuertemente consolidada en el mercado contando como engranaje básico a Francisco Carrau Rovira", según la página en internet de la empresa.<br />
<br />
Junto a ellos, fallecieron decenas de héroes como el capitán del <i>Titanic</i>, Edward Smith, quien dirigió el abandono del buque y luego se encerró en el cuarto de derrota. Y los ocho músicos de la orquesta del <i>Titanic </i>que pusieron música a una de las mayores tragedias náuticas de la historia...<br />
<div>
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<br />
<b>Lea además:</b><br />
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<ul>
<li><a href="http://www.perfil.com/contenidos/2012/04/10/noticia_0012.html" target="_blank"><b>Las historias de los argentinos que viajaron en el «Titanic»</b></a></li>
</ul>
<br />
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com.ar/2012/04/y-la-casa-no-estaba-en-orden.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="374" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiVxUacPA_HVknLHSQ7Rl5sf34W8POXhSrmszMRu8VyF8F6Hzo9nM5Y6zg0kaI3LlLBb7GOgHZr6GTsW7E6DqDfzgdLtb-LZgIpERk4mLuGfDyJWvUMBd2krySppdLE70Tb9VUJni5TMAUZ/s640/raul_alfonsin.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a><br />
Nadie olvida las "¡Felices Pascuas!" deseadas por el presidente desde el balcón de la Casa de gobierno, allá por 1985. Luego de negociar con los militares rebeldes en Campo de Mayo, Raúl Alfonsín aterrizó con el helicóptero en la azotea de la Casa Rosada, planeando dirigirse a la multitud que se había reunido espontáneamente en la Plaza. Por el peso y el impacto de la aeronave, en el primer piso del edificio comenzaron a caerse pedazos de mampostería. En ese mismo instante, iluso, mientras la Casa de gobierno se caía por pedacitos, Alfonsín manifestaba: “¡La casa está en orden!”.<br />
<br />
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/2bRO7OsF1n8" width="640"></iframe>
<br />
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</script>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-25565315865334780752012-04-05T09:16:00.000-07:002012-04-05T09:16:55.229-07:00El rey Eduardo VIII fue el primer surfista británico<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com/2012/04/el-rey-eduardo-viii-fue-el-primer.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="288" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEibD3lLc5jW_dSAhFz1Eq1OFPHK3cEtMFMOnnaNE01tjmfvMUuqVm_XEB5W5Stjw4jolgshFOGxp6trNTRIL18d5bU4B-zJOThycnqlM7QfubMKHuHwpA2Kj994-LQ_ro0Lrm-QvHcRs2EU/s640/article-2125405-12799C9A000005DC-660_634x286.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
<br />
Estas fotos revelan el momento exacto e increíble en que el <b>príncipe Eduardo de Gales</b> (rey de Gran Bretaña en 1936) se convertía en el primer británico en ser fotografiado surfeando en el mar.<br />
<br />
Las fascinantes imágenes del entonces Príncipe de Gales (hijo del rey Jorge V y tío de la actual reina Isabel II), "cabalgando" las olas de Hawaii son la atracción estrella en el flamante Museo del Surf, en Devon, Inglaterra.<br />
<br />
Eduardo fue sacado a la mar en una canoa en su primer viaje a Waikiki en abril de 1920, y luego se lo convenció se subirse a una tabla de surf.<br />
<br />
Estaba tan emocionado con la experiencia que le ordenó al capital de su barco, el HMS Renown, que se volviera en aquel mes de julio para poder disfrutar de olas de Hawai una vez más.<br />
<br />
El príncipe Eduardo fue recibió clases de navegación de parte de <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Duke_Kahanamoku" target="_blank">Duke Kahanamoku</a>, el gran deportista olímpico y "padre" del surf. En su segundo viaje, el príncipe de Gales salió a desafiar las olas con su gran amigo Lord Louis Mountbatten.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
Eduardo VIII también fue el primer rey inglés en volar en avión y el primero, y único, en <a href="http://www.perfil.com/contenidos/2011/12/10/noticia_0005.html" target="_blank">renunciar a su Imperio por amor de una mujer</a>.</div>
<div>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2cbjnoJ5uFD9VXt3p1z37prHerhraj8Cqf_LZzx3tkGMVafSYhVB_mPN9-uuIjd-PCelc7vH9shGJFNvz12P00Mqh3IPMx4c6saFRFkAr3q9FUVNJUJuaVxUbEk_gQM6hv0taw17HCt3G/s1600/article-2125405-12799CDE000005DC-595_306x363.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2cbjnoJ5uFD9VXt3p1z37prHerhraj8Cqf_LZzx3tkGMVafSYhVB_mPN9-uuIjd-PCelc7vH9shGJFNvz12P00Mqh3IPMx4c6saFRFkAr3q9FUVNJUJuaVxUbEk_gQM6hv0taw17HCt3G/s640/article-2125405-12799CDE000005DC-595_306x363.jpg" width="538" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiHf29DGP0rMbs91cgGKw5aOZiS-Tv6W0xoVoCE95o14gMtwHJFVzl1m5wAQh55ytDRU0TkQqbAD-cIKPmX6fauY078vfIm_ZL3aBo43n0YF8isCiARW1WOPbSpqTK1bA8crK0XzhFREbD/s1600/article-2125405-12799D2E000005DC-167_306x423.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiHf29DGP0rMbs91cgGKw5aOZiS-Tv6W0xoVoCE95o14gMtwHJFVzl1m5wAQh55ytDRU0TkQqbAD-cIKPmX6fauY078vfIm_ZL3aBo43n0YF8isCiARW1WOPbSpqTK1bA8crK0XzhFREbD/s640/article-2125405-12799D2E000005DC-167_306x423.jpg" width="462" /></a></div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWRwFkEC1Vb8e3Nf4P4ER0BADRALacKjlf6C3qtfGheA-ZVCXH57UxHcWofwb4Swk1PVYIdRxMRZpBeADYztCY-xoi2YMnlCROdRf6r1NTYbDDkMCQ7YQAcsTtfYEECHNGWbYriRwJxHdf/s1600/article-2125405-12799D32000005DC-500_306x423.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjWRwFkEC1Vb8e3Nf4P4ER0BADRALacKjlf6C3qtfGheA-ZVCXH57UxHcWofwb4Swk1PVYIdRxMRZpBeADYztCY-xoi2YMnlCROdRf6r1NTYbDDkMCQ7YQAcsTtfYEECHNGWbYriRwJxHdf/s640/article-2125405-12799D32000005DC-500_306x423.jpg" width="462" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2012/04/05/article-2125405-12799CC2000005DC-179_634x307.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="308" src="http://i.dailymail.co.uk/i/pix/2012/04/05/article-2125405-12799CC2000005DC-179_634x307.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div>
<br />
<br />
<br />
<a href="http://about.me/dariosd"><b>Sobre el autor</b></a><br />
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<hr align="left" width="100%" />
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<br />
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com/2012/03/cara-cara-con-el-enemigo-periodistas.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiJ2eI6qhpAGOAJ-Z0KmmfL-j5SxrJfWt68aHr91MFXsP2dDjhRqYdizgk3QaIMqjE8y8zZ-IIHCtiBMsP9TzDQWvkylT7hZNgntLIo76cMEDFcPFBWakvo7xFqy7ByW7ooY5TQOX8rsGdC/s640/1.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
<br />
Durante el conflicto de las Malvinas, en el oscuro <b>período en que las urnas estaban "bien guardadas"</b> en Argentina, un equipo de la cadena de televisión independiente inglesa "Thames Television" fue secuestrado por una banda paramilitar que se movilizaba en los tristemente célebres <i>Ford Falcon</i>.<br />
<br />
Los captores, muy profesionales, actuaron con total impunidad a 200 metros de la Cancillería, en Retiro, y luego dejaron a los miembros del equipo completamente desnudos en un desolado paraje de la localidad de Pilar, en el Gran Buenos Aires.<br />
<br />
<table><tbody>
<tr><td><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjD4w6KYKbyO3TECIAhH0bQYD5AQ8DR7gE0IQwIgth3ecyDE29l5ajrxMYov68oANuqbXW6CV7dbsleLwdrbX0OQVW0aYghvMGPfWlKWtu2TXnH_gJ_QPcXlNoypBEmlXS1-rH6v51WBro6/s1600/2.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjD4w6KYKbyO3TECIAhH0bQYD5AQ8DR7gE0IQwIgth3ecyDE29l5ajrxMYov68oANuqbXW6CV7dbsleLwdrbX0OQVW0aYghvMGPfWlKWtu2TXnH_gJ_QPcXlNoypBEmlXS1-rH6v51WBro6/s320/2.jpg" width="280" /></a></div>
</td><td><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjb-EMLA4fzX0SqttCQYGSC9bOiIvcA-4eLXVhFsVB7U_8CzCx_Y1XjQMPTGqZ0XBygOxBpF2f7bHoVTwZ7W4CL67-fvE0UsJ-fMhrymvcps2UIX62pn-eTJA9GcsxXsyYWq-0RlrGnYFbt/s1600/4.JPG" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjb-EMLA4fzX0SqttCQYGSC9bOiIvcA-4eLXVhFsVB7U_8CzCx_Y1XjQMPTGqZ0XBygOxBpF2f7bHoVTwZ7W4CL67-fvE0UsJ-fMhrymvcps2UIX62pn-eTJA9GcsxXsyYWq-0RlrGnYFbt/s320/4.JPG" width="320" /></a></div>
</td></tr>
</tbody></table>
<br />
Así lo informaba, en España, el diario <i>El País</i>: «El Gobierno argentino aseguró que investigará a fondo este incidente, segundo de las mismas características que se ha producido en veinticuatro horas. Simultáneamente, el Gobierno anunció la expulsión del país de tres periodistas extranjeros, dos noruegos y un sueco, por "comprometer la seguridad nacional"».<br />
<div>
<br /></div>
<div>
Los tres periodistas -<b>Julián Manyon, Ted Adcock y Trevor Hunter</b>- fueron secuestrados muy cerca de donde había sucedido otro secuestro, el día anterior. El objetivo había sido Christopher Jones, de Metromedia-Channel 5, de Nueva York, al le fueron igualmente robadas todas sus pertenencias. </div>
<div>
<br /></div>
"Ser secuestrado en un Falcon y aparecer después vivo, aunque sea desnudo, es algo para dar gracias a Dios", se decía en voz baja.<span style="background-color: white; color: #666666; font-family: Arial, Helvetica, Tahoma, Verdana; font-size: 13px; text-align: justify;"> </span><br />
<div>
<br />
Más tarde, el taxista fue liberado y declaró que los asaltantes le habían dicho que eran ladrones, interesados solo por el dinero y el equipo electrónico de los periodistas.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
El <b>ministro del Interior, general Alfredo Saint-Jean</b>, envió un coche a recoger a los periodistas ingleses y los invitó a cenar en la Casa del Gobierno, donde fueron recibidos por el general <a href="http://www.perfil.com/contenidos/2006/09/15/noticia_0009.html" target="_blank">Leopoldo F. Galtieri</a>, presidente <i>de facto</i>.<br />
<br />
Galtieri les dijo a los enviados británicos que "hechos de esta naturaleza afectan a todos los que somos libres" y que sus autores "deben ser de un grupo muy reducido que no está buscando o contribuyendo al objetivo de la paz".
</div>
<div>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj16fToJsVsWfyrAHCvI_kTDonKSY2eRCfsCQxl-MEFREEQ_2WLeUdXweCy9KK8yJZhDJ6oTarsi5e8u0CkbbQqzZoPY-94neMmKrru91r5uH3zVdWm_na9aQxh5SBQ3RyXnJD-rjc17yAw/s1600/3.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="480" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj16fToJsVsWfyrAHCvI_kTDonKSY2eRCfsCQxl-MEFREEQ_2WLeUdXweCy9KK8yJZhDJ6oTarsi5e8u0CkbbQqzZoPY-94neMmKrru91r5uH3zVdWm_na9aQxh5SBQ3RyXnJD-rjc17yAw/s640/3.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
- En interés de la objetividad -preguntó uno de los enviados-, ¿Quién cree usted, señor Presidente, que es responsable de este ataque contra nosotros?</div>
<br />
El general no estaba preparado para responder:<br />
<br />
- ¿Contra...? Ah... contra ustedes... Vea... Ehmmm... Creo que debe ser un grupo muy reducido.<br />
<br />
El presidente y su ministro del Interior <b>trataron de convencerlos</b> de que el gobierno argentino no tenía ninguna relación con los hechos.<br />
<br />
- Estamos indignadísimos- se quejaron los británicos.<br />
<br />
- Estos es un gran disgusto para nuestro gobierno- trató de explicar Galtieri.<br />
<br />
- Quieren desestabilizarnos, pero no lo podrán conseguir- agregó
Saint Jean.<br />
<br />
- Vamos a poner una custodia especial para ustedes- prometió el dictador, para tranquilizarlos.<br />
<br />
Ante semejante propuesta, los enviados británicos se miraron con asombro.<br />
<br />
- <b>No, gracias</b>- respondió uno de ellos, indignado. Y agregó: <b>No queremos volver a verles las caras a los que nos secuestraron.</b><br />
<br />
Ni el dictador ni su ministro supieron qué responder.<br />
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/FTNA__ORCgg" width="420"></iframe>
</div>
<div style="text-align: center;">
<br /></div>
<div style="text-align: center;">
<div style="text-align: left;">
<a href="http://about.me/dariosd"><b>Darío Silva D'Andrea</b></a></div>
</div>
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<hr align="left" width="100%" />
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<br />Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-23222939465591272182012-03-20T16:59:00.000-07:002012-03-20T17:24:39.179-07:00El Papa que pudo ser argentino<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com.ar/2012/03/el-papa-que-pudo-ser-argentino.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="228" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGm6zwg6cRDh-obALFaKruW3MDWbX9Rpz4euv64bwoLke0A87crj7UAK130egFmrDV4Bj_E4RLP8-2VBP9kPV9f0y5nON4PXYpI22-PxBU3FdaO_VxNc_1mtwaUHX2tfAZLgp93ppRpaAp/s640/Imagen12.jpg" width="640" /></a></div>
<a name='more'></a><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<hr align="left" width="100%" />
<br />
Se da la curiosidad de que si no hubiera sido por la Gran Guerra, el <b>Papa Juan Pablo I </b>hubiera nacido muy lejos de Europa, en la República Argentina.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
Giovanni (Juan) Luciani, su padre, estuvo en Argentina, pero nadie sabe la fecha exacta de su estadía, que parece haberse extendido durante dos años en la primera década del siglo XX. <br />
<br />
La búsqueda en la Dirección Nacional de Migraciones, en Buenos Aires, resulta infructuosa: sólo los inmigrantes llegados al país después de 1923 figuran allí, ordenados alfabéticamente. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Mientras tanto, en los registros de la Policía, figuran alrededor de treinta Giovanni Luciani, de los cuales sólo tres eran italianos y se quedaron a vivir en Argentina, algo que no hizo el padre de tan célebre personaje. <br />
<br />
<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com/2012/03/el-papa-que-pudo-ser-argentino.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="418" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgnuHpHzajVJQcPbsNlD17bwDOqdjo5DtA-JUQnkngQ7s-NdgJJbTG-VOEcznotNw18VfM_GZIQITIwNJSzFw1NwwRcZM_bjR8m6QUuIO5Xzip-CM41Z0IzWWC7FLoOWaBo2X5heHldFnLt/s640/Papa.jpg" width="640" /></a>Edoardo Luciani, hermano del papa, reveló: “<i>Si no fuera por la Primera Guerra Mundial, toda la familia se hubiese ido a la Argentina. Mi padre estuvo durante 1913 y 1914, trabajando como albañil en La Plata. Aquí dejó a mamá y a Albino, con la idea de llamarlos apenas juntara unos pesos. Pero se declaró la guerra y volvió a estar con ellos. Después se agrandó la familia</i> […] <i>y papá decidió quedarse a trabajar en Europa, aquí, en Francia, en Suiza... iba y volvía</i>”.<br />
<br />
En 1978, luego de que su hermano fuera elegido Papa, la prensa argentina recogía con entusiasmo las confesiones de Berto, hermano del Papa: “<i>Actualmente, aún tenemos un primo que está viviendo en la Argentina. En la provincia de Santa Fe. Se llama Pio De Dea; está casado con una argentina y trabaja como obrero en una empresa pequeña de la que no me acuerdo el nombre".</i><br />
<i><br /></i></div>
<div>
<table>
<tbody>
<tr>
<td><a href="http://www.papaluciani.com/esp/prensa/cugino.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="160" src="http://www.papaluciani.com/esp/prensa/cugino.jpg" width="320" /></a>
</td><td><a href="http://www.papaluciani.com/esp/prensa/famiglie_luciani_in_arg1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="193" src="http://www.papaluciani.com/esp/prensa/famiglie_luciani_in_arg1.jpg" width="200" /></a>
</td>
</tr>
</tbody></table>
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: left;">
<b>Darío Silva DAndrea</b></div>
<a href="http://about.me/dariosd"><b>Sobre el autor</b></a><br />
<br />
<hr align="left" width="100%" />
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<br />
<br />
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<a href="http://intimidadesdelahistoria.blogspot.com/2012/03/la-curiosa-historia-de-la-dinastia-real.html" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="338" src="http://www.tongaturismo.info/rt1/tonga-rt12.jpg" width="640" /></a></div>
Coincidiendo con <a href="http://coronas-reales.blogspot.com.ar/2012/03/murio-el-rey-de-tonga.html" target="_blank"><b>la muerte del rey Siaosi Tupou V</b></a>, recordamos las curiosidades de la dinastía que ha gobernado durante siglos uno de los países más desconocidos del mundo: el Reino de Tonga.<br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
<br />
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<a href="http://www.tongaturismo.info/old-tonga/tonga-29.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="404" src="http://www.tongaturismo.info/old-tonga/tonga-29.jpg" width="640" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
El primer rey de esta dinastía fue Taufa’ahau, que adoptó el nombre de <b>George Tupou I</b> cuando fue bautizado al cristianismo. Nació en 1797 y tuvo una vida larguísima. Gobernó desde 1845, y su época vio muchos cambios en la política de Tonga.<br />
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<br /></div>
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Él fue el fundador de la ciudad de Nuku’alofa, capital del país, el año de su coronación, y una de las leyes que ideó fue que la tierra en Tonga se podría dar solamente a tonganos y no venderla a los extranjeros, como sigue siendo hasta ahora. <br />
<br />
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<a href="http://www.tongaturismo.info/old-tonga/old-30.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://www.tongaturismo.info/old-tonga/old-30.jpg" width="219" /></a></div>
Falleció a los 94 años, después de nadar en el mar, esfuerzo que resultó demasiado para su avanzada edad. Murió tan viejo, que todos sus hijos habían fallecido antes que él. <br />
<br />
Le sucedió su bisnieto, setenta y siete años menor que él, que adoptó el nombre de <b>George Tupou II. </b>Se dice generalmente que George Tupou II no fue un buen rey desde un punto de vista político, pero en lo íntimo siempre fue una persona apacible y un artista de alma que escribía canciones y poemas. También fue conocido porque proporcionó el agua limpia a la gente, que fue un logro importante para la salud pública. <br />
<br />
Pese a las falencias del gobierno, Tupou II logró ser un monarca popular y amado en Tonga, y, hasta que su salud se debilitó, fue considerado como el decano de las islas del Pacífico, cuya buena voluntad, y buen consejo, eran buscados por todos. </div>
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<br /></div>
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Tonga quedó desolada por su muerte, y su hundió en un período de luto extravagante que vació aún más las casi exhaustas arcas nacionales: se gastaban enormes sumas en fiestas funerarias muy costosas que duraban meses. En su pena, nadie se sentía en condiciones de trabajar. </div>
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<br /></div>
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<a href="http://tpo.tepapa.govt.nz/Images/Picture/TPOMPA004352.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="270" src="http://tpo.tepapa.govt.nz/Images/Picture/TPOMPA004352.jpg" width="320" /></a></div>
<div>
Tupou II murió en 1918, dejando la corona a su hija, <b>Salote Tupou III</b>. Mucha gente recuerda a Salote y su paso triunfante en un coche descubierto durante el desfile de coronación de la reina Isabel II de Inglaterra, en 1953. </div>
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<br /></div>
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Llovía a cántaros, pero ella sonreía como si no pasara nada, y saludaba con su enorme mano, cautivando a los británicos apostados a los lados de las calles. “¿Quién es ese?”, gritó una voz entre la multitud, y su dueño señaló a un individuo mucho más pequeño sentado junto a la muy grande reina Salote. “¡Eso es su almuerzo!”, llegó la típica respuesta inglesa, y la broma dio vuelta al mundo hasta llegar a oídos de la reina, que rió con toda sinceridad. </div>
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<br /></div>
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Su hijo y sucesor, <b>Taufa’ahau Tupou IV</b>, llegó a ser catalogado en el <i>Libro Guinness de los Récords</i> como el "rey más obeso del mundo". </div>
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<br /></div>
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<a href="http://www.fiat.to/eva/eva54-05.jpg" imageanchor="1" style="clear: right; float: right; margin-bottom: 1em; margin-left: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://www.fiat.to/eva/eva54-05.jpg" width="228" /></a>Antes de alcanzar el trono, el príncipe podía presumir de una atlética figura y de ser uno de los mejores deportistas de su país. A los 14 años, hacía saltos de garrocha de más de tres metros, jugaba al tenis, al cricket, al rugby y participaba en competiciones de remo y surf. Pero, como la mayoría de sus compatriotas, cuando llegó a la edad adulta engordó y continuó obeso la mayor parte de su vida. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Las crónicas de su coronación aseguran que 40.000 personas, casi el 40% de la población, comieron 71.000 cerdos asados para celebrar. El menú del banquete de la coronación consistió de unos 1000 cerdos y 1000 pollos, de carnes de oveja, sillas de montar, carne de vacuna, carne de tortugas, peces, y cangrejos.<br />
<span style="font-family: Georgia;"><span style="line-height: 18px;"><br /></span></span>Al rey encantaba organizar banquetes y se mostraba enormemente generoso con sus huéspedes, que se hartaban del mejor champán y caviar. El apetito feroz fue redondeando más y más su figura, hasta convertir su sobrepeso en una enfermedad crónica. El diario <i>The Times</i> llegó a publicar que el rey se parecía a “un piano de concierto lustrado con un tórax cubierto con condecoraciones del tamaño de una pequeña mesa de billar”.<br />
<br />
<b>Darío Silva DAndrea</b><br />
<br />
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<a href="http://about.me/dariosd"><b>Sobre el autor</b></a><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQn9Z7rkPOkD_rg1su_gFAlZayeyB-3TgA-TIUCgs4_F4-4uqTv5BleUtD2cduDjvxSd-oE61O1x9J3UmKSfAxPF-KDO8Zfq5j-B4CLEr6JzfVXMOR9S5HkomwVcH1Wyig5c10plkE9wta/s1600/260247959_f7a880b4c4.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="215" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhQn9Z7rkPOkD_rg1su_gFAlZayeyB-3TgA-TIUCgs4_F4-4uqTv5BleUtD2cduDjvxSd-oE61O1x9J3UmKSfAxPF-KDO8Zfq5j-B4CLEr6JzfVXMOR9S5HkomwVcH1Wyig5c10plkE9wta/s320/260247959_f7a880b4c4.jpg" width="320" /></a></div>
El exótico <b>Rey de Hyderabad</b>, en la India, legó a ser el hombre más rico del Planeta, pero también el más avaro.<br />
<a name='more'></a><hr align="left" width="100%" />
<br />
<div>
Cuando la revista <i>Forbes</i> publicó la lista de los hombres más ricos de la Historia, en 1937, el maharajá <b>Asaf Jah VII de Hyderabad</b> (India) figuraba quinto en la lista, con una increíble fortuna calculada en 210.000 millones de dólares. </div>
<br />
Una de las extravagancias favoritas del <i>nizam</i> (rey) de Hyderabad era la compra de coches Rolls-Royce, que pedía por docenas, hasta reunir una flota de más de cien unidades, todas ellas con la matrícula «Kothi-123», el nombre de su palacio favorito.<br />
<br />
En 1940 le compró un destructor a Australia, lo que tiene mérito para un príncipe que gobernaba un país sin salida al mar. Llegó a disponer de 11.000 sirvientes, 38 de los cuales se dedicaban exclusivamente a quitar el polvo a los candelabros.<br />
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<br />
La fortuna del <i>nizam </i>de Hyderabad llegó a ser comparable con su no menos legendaria avaricia. </div>
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<br /></div>
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Cuando estaba solo en su palacio, solía vestirse con miserables pijamas y sandalias compradas en un humilde bazar indio, y que llevaba siempre el mismo fez. Si las medias que usaba tenían un agujero, simplemente le pedía a sus criados que las remendasen. </div>
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Durante una visita a las carreras hípicas de Ascot, Inglaterra, el riquísimo <i>nizam </i>sintió muchos deseos de comprar un helado. Pero al llamar al vendedor ambulante, y decirle éste el precio, le contestó indignado: “Bandido, ¡tú quieres arruinar al pobre mundo!”<br />
<br />
Un diplomático británico llegó a asegurar durante los años 20 que el palacio de Asaf Jah “estaba lleno de lugares secretos en los que había escondido toneladas de oro, baúles de piedras preciosas y rupias papel, muchos millones de los cuales se decían que habían sido destruidos por las hormigas blancas…”. </div>
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<br /></div>
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Una legión de ratas, para las que esos billetes fueron su alimento favorito, depreciaba la fortuna en varios millones cada año. <br />
<br />
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<br />
<table><tbody>
<tr><td><a href="http://img.dailymail.co.uk/i/pix/2008/04_02/Nawab_468x543.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://img.dailymail.co.uk/i/pix/2008/04_02/Nawab_468x543.jpg" width="275" /></a></td><td><a href="http://ahmedamiruddin.files.wordpress.com/2011/01/nizam.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://ahmedamiruddin.files.wordpress.com/2011/01/nizam.jpg" width="242" /></a>
</td></tr>
</tbody></table>
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<b><a href="http://about.me/dariosd">Sobre el autor</a></b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxvXkk90y-MLwpxZxUy0xE3Tp2y8bHrZ9TqbWs-c1w-71nXk9iKHZ5IYvuRfSS13XTDMLqR7F5LecrLH4FWjdoaAdz1YUC34IpxFMkisSAedLAsrQ3BoGEE8qXVzOo1l3924PiWkPe5Nps/s1600/ongania.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="249" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxvXkk90y-MLwpxZxUy0xE3Tp2y8bHrZ9TqbWs-c1w-71nXk9iKHZ5IYvuRfSS13XTDMLqR7F5LecrLH4FWjdoaAdz1YUC34IpxFMkisSAedLAsrQ3BoGEE8qXVzOo1l3924PiWkPe5Nps/s320/ongania.jpg" width="320" /></a></div>
Un dictador que gobernó a cuerpo de rey.<br />
<a name='more'></a><br />
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4935447138580064318" name="more"></a><br />
<hr align="left" width="100%" />
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<a class="addthis_button_facebook_like" fb:like:layout="button_count" href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7849284848393314424"></a><a class="addthis_button_tweet" href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7849284848393314424"></a><a class="addthis_button_google_plusone" g:plusone:size="medium" href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7849284848393314424"></a><a class="addthis_counter addthis_pill_style" href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7849284848393314424"></a></div>
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<hr align="left" width="100%" />
<br />
Con aspiraciones de monarca, <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Carlos_Ongan%C3%ADa" target="_blank">Juan Carlos ("La Morsa") Onganía</a></b> resucitó la carroza presidencial, utilizada en los primeros años del siglo, y supo tener una corte de empleados tan grande y pesada como la cantidad de expedientes que se acumularon en su paso por la Rosada desde 1966 hasta 1970.<br />
<br />
Onganía, conocido como "hombre-misterio" y que soñaba con una dictadura al estilo Franco, sin límites de tiempo, convirtió la Casa de Gobierno nuevamente en un palacio presidencial con riguroso protocolo.<br />
<br />
El director de ceremonial, coronel Ricardo Gutiérrez Arana, dictó normas precisas sobre los atuendos de los civiles que debían ingresar en el edificio: «A partir de la fecha, ningún civil puede entrar sin saco ni corbata», señalaba una de las disposiciones oficiales.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
El manual de protocolo y ceremonial presidencial lanzado en esa época establecieron un Orden de Precedencia de personas y automóviles en las ceremonias oficiales, sitios de cada uno en la mesa de un banquete de Estado, ubicación de los cubiertos y hasta cuáles ocasiones merecían que el presidente brindara con vino.<br />
<br />
Pepe Arias, un famoso actor de teatro de la época, ofrecía un monólogo en el teatro Maipo en el que representaba a un mozo:<br />
<br />
«Aquí, donde ustedes me ven, hace cuarenta años que les doy café a los presidentes... ¡Cuarenta años!», decía en su actuación. Diecisiete presidentes... siete constitucionales... Diez de prepo... Si los diecisiete hubieran durado los diez años habríamos necesitado ciento dos años para todos... Ahora estaríamos con Farrell, y Perón no habría legado... ¡Diecisiete presidentes!.. Cinco abogados, diez generales, un procurador, un médico... Curas no tuvimos ninguno... Debe estar prohibido... Ahora está Juan Carlos... ¡Silencio, hospital! No le gustan las bromas. Es muy serio. Habla poco. Te mira y te quema la solapa».<br />
<br />
Los banquetes diplomáticos y de jerarcas militares, las galas en el Teatro Colón, los desfiles militares estuvieron a la orden del día en la agenda presidencial. Implantó, sin embargo, una rígida censura que alcanzó a toda la prensa y a todas las manifestaciones culturales como el cine, el teatro y hasta la lírica, como en el caso de la ópera <i>Bomarzo </i>de Manuel Mujica Lainez.<br />
<br />
La revista Primera Plana contaba en esos años: «El Presidente llega a la Casa Rosada todas las mañanas alrededor de las siete, acompañado por un edecán de turno (...) Los edecanes se turnan a diario para asistir al presidente desde que se levanta hasta que se recoge en Olivos; en la práctica, tienen la misión de introducir a los visitantes en el despacho del primer magistrado...»<br />
<div>
<br /></div>
<div>
«Ambos ingresan por la puerta lateral de la calle Rivadavia y suben al gran despacho del primer piso, ubicado en el ángulo nordeste; allí —junto a un escritorio de estilo francés y sillón de baquela color tabaco, con el escudo nacional sobredorado—, los espera ya Ricardo Dold (34 años), secretario privado y yerno del mandatario, puesto que es el marido de Sara Elsa Onganía. (...) El recinto presidencial se completa con una vasta mesa ovalada y un biombo que resguarda la puerta lateral».</div>
<div>
<br /></div>
<div>
«... Onganía tiene una forma particular de trabajar: se desplaza casi continuamente por tres oficinas; las audiencias a personajes principales son atendidas por él en el gran bureau ya descripto, pero las públicas con mucho auditorio las encauza hacia el Salón de Invierno».</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Como un rajá, el presidente recibía, según la importancia y la cantidad de sus interlocutores, en distintos salones y despachos de Balcarce 50. Para pocas personas, el gran despacho del ara nordeste. Los encuentros multitudinarios en el Salón de Invierno, y para pequeñas audiencias, un salón pequeño. </div>
<div>
<br /></div>
«Tal habitación —contigua al dormitorio y a la sala de baños presidencial— no da a la calle y, acaso por tal motivo, facilite una mayor concentración. En esa penumbra, Yrigoyen recibía a sus acólitos, domados por la amansadora (una espera mínima obligatoria de 4 horas, que el caudillo radical institucionalizó): así, los candidatos políticos entraban a una habitación donde se veían deslumbrados por una potente lámpara situada delante del escritorio. Como es natural, no podían ver a su interlocutor, sentado en el fondo de la habitación: sólo escuchaban una voz intimidatoria que parecía llegar desde el más allá...»<br />
<div>
<br />
En 1968 sorprendió a la opinión pública al llegar al acto inaugural de la Exposición Rural en el viejo carruaje que en 1910 había trasladado a la infanta Isabel de España en su viaje a la Argentina. “¿Habrá que gritar viva el presidente o viva el rey?”, se preguntaban en el público.<br />
<br />
Los almuerzos eran siempre puntuales, junto a su corte de colaboradores y aduladores en el salón comedor de la Rosada. Después de los postres, Onganía se retiraba a su habitación para hacer una siesta de rey. ¿Muy lejos de la realidad? No. Él mismo lo manifestó cuando fue derrocado: «Un día, Álvaro Alzogaray llegó al extremo de proponerme que me convirtiera en Rey y que lo designara a él Primer Ministro».<br />
<br />
<br />
<table><tbody>
<tr><td><a href="http://www.anred.org/IMG/jpg/2-468.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://www.anred.org/IMG/jpg/2-468.jpg" width="190" /></a></td><td><a href="http://www.historieteca.com.ar/Mafalda/imagmafalda/El_Mundo.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://www.historieteca.com.ar/Mafalda/imagmafalda/El_Mundo.jpg" width="154" /></a></td><td><a href="http://www.elortiba.org/ayer/litoral_ongania1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="173" src="http://www.elortiba.org/ayer/litoral_ongania1.jpg" width="200" /></a></td></tr>
<tr></tr>
</tbody></table>
<br />
<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-3583115032198902412011-11-28T14:31:00.000-08:002012-03-13T19:22:58.853-07:00Presidentes y Vices: como "perros y gatos" en la Casa Rosada<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://noticias.terra.es/2008/espana/1018/fotos-media/el-vicepresidente-de-argentina-julio-cobos-esta-distanciado-de-la-presidenta-argentina-cristina-fernandez-una-aliada-politi$599x0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="227" src="http://noticias.terra.es/2008/espana/1018/fotos-media/el-vicepresidente-de-argentina-julio-cobos-esta-distanciado-de-la-presidenta-argentina-cristina-fernandez-una-aliada-politi$599x0.jpg" width="320" /></a></div>
Presidentes y vices siempre tuvieron sus roces, a tal punto que en la Casa Rosada siempre se los ha considerado "como perro y gato".<br />
<a name='more'></a><br />
<div>
<b>Carlos “Chacho” Alvarez</b> fue el segundo vicepresidente de la Nación que renunció a su cargo; el primero fue <b>Alejandro Gómez</b>, segundo de Frondizi, que lo hizo en 1958.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
<b>Marcos Paz</b> y <b>Pelagio B. Luna</b> fallecieron en ejercicio de sus funciones, el primero en la época de Mitre, en 1868; el segundo, en la de Yrigoyen, en 1919, sin olvidar a <b>Hortensio Quijano</b>, compañero de fórmula de Perón, que murió en 1952 sin llegar a hacerse cargo de su función por segunda vez, caso similar al de <b>Francisco Beiró</b>, que falleció en 1928 siendo vicepresidente electo.<br />
<br />
Dicen que fue <b>Sarmiento </b>quien expresó su desdén por su vicepresidente <b>Adolfo Alsina</b>, cuando adelantó que su única función en el gobierno sería manejar la campanilla del Senado. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Esto es más o menos así cuando el primer magistrado está sano y bueno, pero si llega a faltar por cualquier motivo, ese casi desvaído funcionario se convierte en el ciudadano más importante de la República.<br />
<br />
Fue el caso de Carlos Pellegrini respecto de <b>Juárez Celman</b>, el de José Evaristo Uriburu con <b>Sáenz Peña</b> (padre), de José Figueroa Alcorta con <b>Quintana</b>, de <b>Victorino de la Plaza</b> con Sáenz Peña (hijo), de <b>Ramón Castillo</b> con <b>Ortiz </b>y de <b>José María Guido</b> con <b>Frondizi</b>.<br />
<br />
No es poca cosa, pues, un vicepresidente: es un presidente en expectativa, alguien que por motivos políticos o de salud o por el capricho del azar puede llegar a la más alta responsabilidad del Estado. Y a veces puede desempeñarla muy bien, como pasó en Estados Unidos con Johnson respecto de Kennedy o con Truman respecto de Roosevelt.<br />
<br />
Se supone que el binomio presidencial debe fraguarse en una íntima solidaridad entre los términos: lo contrario sería crear una fuente de peligrosos conflictos, como ocurrió entre Ortiz y su vicepresidente Castillo.</div>
<div>
<br /></div>
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El presidente Ortiz no ocultaba en público las diferencias metodológicas y también de origen que lo enfrentaban a su segundo en la Casa Rosada: "<i>Ramoncito es como las mulas catamarqueñas</i>", decía Ortíz. <i>Es terco</i>".<br />
<br />
Hubo casos en los que esta solidaridad fue ejemplar, como la de Justo con <b>Julio A. Roca</b> (1932) o la de Alfonsín con <b>Víctor Martínez</b> (1983), sin olvidar la solidaridad de alcoba de Perón con su tercera esposa, <b>María Estela Martínez</b>, alias "Isabel" (1973).<br />
<br />
Pero también es comprensible que puedan surgir discrepancias entre ambos componentes de la fórmula presidencial, como ocurrió de manera resonante entre <b>Carlos Alvarez</b> y Fernando De la Rúa, o <b>Julio Cobos</b> y Cristina de Kirchner.</div>
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</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-8914480831080307562011-11-23T09:47:00.000-08:002012-03-13T19:23:09.487-07:00«Dios y la Patria me lo demanden»: Curiosas asunciones presidenciales<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEc0CpIWZgn_mlzVLOAASIwFDrIoq2-oh1bqlliGpg3k6D374peblWcFobfWe3jg5jANjwNeWWjo4QrKC9xWIhD_mj57IZmCvecDU7asM7o6QthIi-7H6ypo85YzAlK1205eC5OLt6NCs/s400/Salon+Blanco.bmp" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEc0CpIWZgn_mlzVLOAASIwFDrIoq2-oh1bqlliGpg3k6D374peblWcFobfWe3jg5jANjwNeWWjo4QrKC9xWIhD_mj57IZmCvecDU7asM7o6QthIi-7H6ypo85YzAlK1205eC5OLt6NCs/s320/Salon+Blanco.bmp" width="320" /></a></div>
La emblemática banda presidencial que los mandatarios argentinos reciben de mano de sus antecesores el día de la jura -luego de la fórmula tradicional "Que Dios y la Patria me lo demanden..."- pasa con los años a las vitrinas del museo de la Casa de Gobierno. Algunas de ellas han sido protagonistas de insólitas historias.<br />
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<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=4935447138580064318" name="more"></a><br />
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<a href="http://26.media.tumblr.com/tumblr_l6ngndv6M41qcgfqjo1_r1_500.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://26.media.tumblr.com/tumblr_l6ngndv6M41qcgfqjo1_r1_500.jpg" /></a></div>
<b><br /></b><br />
<b>¡Cállense!</b><br />
<br />
Corría el año 1868 cuando <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Bartolom%C3%A9_Mitre" target="_blank">Bartolomé Mitre</a></b> entregaba la presidencia a <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_Faustino_Sarmiento" target="_blank">Domingo Faustino Sarmiento</a></b>. En su discurso inaugural, tras el juramento y ante las murmuraciones de los presentes ante algunas de sus afirmaciones, Sarmiento, interrumpiendo la lectura como si estuviera al frente de una indisiplinada clase de escuela primaria, gritó: "¡Cállense!" Estupor general y silencio.<br />
<br />
Terminada la ceremonia en el Congreso, Sarmiento se dirigió hacia la Casa de Gobierno y los allegados que lo acompañaban se afanaban en vitorearlo al grito de "<i>¡Viva el general Sarmiento!</i>" para compensar los más sonoros vivas a Mitre que se escuchaban entre la multitud.<br />
<br />
En el salón donde se realizaría el traspaso de la banda presidencial, un espacio en el que no cabían más de cien personas, había logrado ingresar un millar. De todas las clases sociales: desde diplomáticos hasta pescadores, pasando por grandes terratenientes y amigos de Mitre.<br />
<br />
No faltaban los gritos soeces y muchachos subidos a los sillones, mesas y chimeneas del entonces austero palacio. Hablaban y gritaban, y de vez en cuando estallaban las carcajadas cuando alguien rompía un florero o una ventana.<br />
<br />
Difícil le resultó a Sarmiento llegar hasta el sitio que debía ocupar, abriéndose paso entre empujones y codazos. "<i>Jamás se ha presentado espectáculo más innoble y vergonzoso</i>", dijo. "<i>En país alguno el decoro y la dignidad del gobierno ha sido más ajado que en aquel acto solemne, si no es durante la Revolución Francesa</i>".<br />
<br />
Pero en realidad lo que más le dolió a Sarmiento fueron los vítores interminables a Mitre y la indiferencia popular para con él.Casi tres mil personas acompañaron al presidente saliente hasta su residencia, dejando a Sarmiento casi absolutamente solo entre el desorden del Fuerte de Buenos Aires.<br />
<br />
Seis años más tarde, al entregar Sarmiento la presidencia a <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Nicol%C3%A1s_Avellaneda" target="_blank">Nicolás Avellaneda</a></b>, sin embargo, se diría que "<i>su popularidad al bajar es mayor que su popularidad al subir</i>".<br />
<br />
<b>Esplendor y ocaso de Pellegrini</b><br />
<br />
El 7 de agosto de 1890, <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Carlos_Pellegrini" target="_blank">Carlos Pellegrini</a></b> prestó juramento ante un entusiasmo popular indescriptible. El diario <i>La Prensa</i>, del día siguiente, comenta: "<i>No sólo en la Plaza de Mayo, sino en las azoteas, en los balcones, encaramados en las ventanas, sobre los coches de los tranvías utilizados como palcos, en los carros municipales, una inmensa muchedumbre excitada, alegre, bulliciosa, esperaba la llegada del doctor Pellegrini</i>".<br />
<br />
Dos años después, la impopularidad de Pellegrini llegaría a su máximo nivel. El 12 de octubre de 1892 se llevó a cabo la trasmisión del mando a Luis Sáenz Peña, pero el contraste con aquel 7 de agosto de 1890, en que asumió Pellegrini, fue realmente notable.<br />
<br />
Se oyó un disparo amenazante entre la multitud mientras se realizaba la procesión militar (compuesta por 20 policías a caballo), silbidos e insultos. A llegar a su casa, ya sin la banda presidencial, tal y como relataría Paul Groussac, "<i>Pellegrini, erguido, sereno, impávido, pasó entre la muchedumbre hostil</i> (...) <i>Sólo sentimos cortos ladridos de la jauría en algún punto del mismo trayecto que, dos años antes, cuando nada había hecho aún, el jefe del Estado recorría como triunfador</i>".<br />
<br />
<b>¿Y mi galera?</b><br />
<br />
Pero quizá la más extraña de todas las asunciones presidenciales haya sido la de don <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Hip%C3%B3lito_Yrigoyen" target="_blank">Hipólito Yrigoyen</a></b>, en 1916, cuando "El Peludo" debió colocarse por sus propios medios la ansiada banda presidencial.<br />
<br />
Se entendía el apuro de don Hipólito, por la extensión de la ceremonia, que había comenzado por la mañana en el Congreso Nacional y se extendía más de lo previsto debido a que la multitud había dificultado su llegada y entrada a la <b><a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/la-casa-esta-en-orden-la-historia-de.html" target="_blank">Casa Rosada</a></b>, de donde tampoco podía salir el presidente saliente, <b><a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Victorino_de_la_Plaza" target="_blank">Victorino de la Plaza</a></b>.<br />
<br />
Ambos estaban deseosos de acelerar la ceremonia de transmisión, que se realizaba en el Salón Blanco. Y entonces se produjo el <i>gaffe</i>.<br />
<br />
Con el apuro, De la Plaza se fue sin colocarle la banda a Yrigoyen, y "El Peludo" no tuvo más remedio que ponérsela él mismo. "¿Así está bien colocada?", preguntó algo incómodo, mirando el sol bordado en la banda presidencial que luciría durante seis años.<br />
<br />
Nunca presidente argentino alguno había sido recibido con tanto entusiasmo como lo fue Yrigoyen. Pero él, sin embargo, estaba ocupado en otros pensamiento.<br />
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“<i>¿Qué tal? ¿Está emocionado, presidente?</i>” le preguntó el entonces diputado Marcelo T. de Alvear a Yrigoyen, que aquel 12 de octubre acababa de prestar juramento. Absorto, el flamante presidente le contestó sorprendido: “<i>¿Yo? ¡No!... Estoy pensando a quién le entregué mi galera y mi sobretodo</i>”.<br />
<br />
<b><a href="http://about.me/dariosd" target="_blank">Darío Silva D'Andrea</a></b></div>
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<a href="http://img35.imageshack.us/img35/2065/santiagoderqui1860.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="149" src="http://img35.imageshack.us/img35/2065/santiagoderqui1860.jpg" width="320" /></a></div>
Se dice que el tercer presidente argentino pasó desde el puesto más elevado de la vida nacional a la más extrema pobreza. Se cuenta que no tenía dinero ni para costear su propia tumba, y que murió con una profunda tristeza. Las penurias de Josefa Derqui.<br />
<br />
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<br />
Ensombrecido entre las figura histórica de Urquiza, su antecesor, y la de Mitre, su sucesor, la memoria del presidente <b>Santiago Derqui</b> permanece en una penumbra que apenas se desvanece durante los breves años de su presidencia, a principios de la década de 1860. Después, el silencio volvió a caer otra vez sobre su figura.<br />
<br />
Cuando Derqui partió al exilio en Montevideo, se retiró a la vida privada, pero su figura siguió rodeada de los merecimientos que correspondían a un destacado mandatario y político argentino. <span class="Apple-style-span" style="font-size: 16px;">Solo y sin recursos, vivió pobremente en una fondade la zona del puerto durante casi dos años.</span><br />
<br />
Al cabo de este tiempo, el doctor Rufino de Elizalde -otrora uno de los más encarnizados adversarios de Derqui- daba penosas noticias sobre la existencia del ex mandatario, en términos que inquietaron un poco al presidente <b>Bartolomé Mitre</b>:<br />
<br />
«<i>Derqui está viviendo en la fonda, de limosna, y ya son muchos meses sin tener con qué pagar. Dadas las cosas y los antecedentes de Ud. para con él, esto no puede ser, no es decoroso... la miseria en la que vive prueba que, si fue desordenado, no hubo fraude en su Administración de que aprovecharse. Me parece que Ud. debiera dejarlo ir a Corrientes, y aun mandarle algo. Sería un acto de generosidad, y entonces yo iría a verlo, pues él no sale de su cuarto, y no lo he visto».</i><br />
<i><br /></i><br />
Dos días después del anterior mensaje, Elizade insistió en un postdata: «<i>No olvide lo de Derqui</i>».<br />
<br />
Se ignora si el presidente Mitre atendió el consejo que se le daba, pero el hecho concreto es que a fines de aquel mismo año el doctor Derqui regresó al país y se radicó en Corrientes, tierra natal de su abnegada esposa, <b>doña Modesta Cossio y Lagraña</b>.<br />
<br />
Desde entonces las versiones serían muy distintas y todas con pocos fundamentos. Hay quienes dicen que el ex presidente murió en la pobreza, pero, aunque es cierto que murió sin fortuna, no lo hizo en la angustiosa pobreza que había conocido en Montevideo.<br />
<br />
De ello dejó constancia por sus propias palabras, dirigidas a su hijo en una carta en 1864: "<i>Yo estoy bastante ocupado porque tengo varios asuntos de importancia en mi calidad de abogado...</i>". Constantemente, hacía mención al trabajo que le ocupaba sus días y que le permitía´incluso hacer regalos a sus amigos y hasta adelantar dinero a algunos necesitados.<br />
<br />
De las cartas surge además que el doctor Derqui era dueño de una chacra cerca de la ciudad de Corrientes, denominada "Santa Catalina", donde poseía junto a diversos animales de labranza y ordeñe, varios caballos de silla y petizos para sus hijas menores.<br />
<br />
Así transcurrió, sosegadamente, después de numerosas turbulencias, su existencia, trabajando como abogado, considerado por la sociedad correntina, donde tenía tantos amigos y parientes, y rodeado del cariño de su familia. La correspondencia dirigida a su hijo demuestra su buen humor y ánimo sereno, teniendo como única preocupación el bienestar de su familia.<br />
<br />
Pese a que apenas había cumplido 58 años de edad, y parecía tener mucho más de vida por delante, falleció el 5 de septiembre de 1867 en Corrientes. Según apuntó Adolfo Saldías en su <i>Historia de la Confederación Argentina</i>, Derqui murió "<i>encerrado en silencio soberbio, pobre como había bajado del poder, sobrellevando dignamente el olvido y la miseria</i> (...)".<br />
<br />
La causa exacta de su muerte se desconoce. En marzo de 1935, en un reportaje concedido a la revista <i>El Hogar</i>, <b>Josefa Derqui de Díaz Colodrero</b> –la hija mayor, que para entonces era una anciana de 83 años, sola en el mundo– afirmó que, según los médicos que lo atendieron, su padre padecía una "<i>enfermedad moral que lo mataba día a día</i>".<br />
<br />
Lo cierto es que Derqui se extinguió sin padecer ningún trastorno aparente; "<i>no sufrió el más leve dolor físico</i>", declaró su hija. <b>¿Víctima de una profunda depresión, quizá?</b><br />
<br />
Según Saldías, "<i>el cuerpo exánime del tercer presidente de la República Argentina, permaneció insepulto algunos días, porque menos feliz que aquel griego que decía no querer invertir en contestar las diatribas de la pasión contemporánea, el único dinero que conservaba para pagar su sepultura, el doctor Derqui no tuvo cómo costeársela</i>".<br />
<br />
Distinta es la versión que da Antonio Zinny en <i>Historia de los gobernadores de las Provincias Argentinas</i>, Tomo III: "<i>El doctor Derqui, después de haber descendido del más encumbrado puesto de la República, <b>falleció en la pobreza, y su cadáver estuvo insepulto por tres días</b> a consecuencia del aviso que tuvo el cura de Corrientes, de que el doctor Derqui estaba excomulgado como 'masón'</i>".<br />
<br />
Aunque las versiones históricas son confusas y poco probadas, finalmente el ex presidente recibió sepultura. Hoy, sus restos descansan en un mausoleo levantado en la iglesiade la Cruz de los Milagros, en la ciudad de Corrientes. En Córdoba, suprovincia natal, es <b>prácticamente un desconocido</b>.<br />
<br />
<br />
<b>La penosa existencia de Pepita Derqui</b><br />
<br />
<i>La existencia de Josefa (1852-1936), hija mayor del presidente Derqui, fue realmente penosa, y su historia ha quedado retratada en un libro y notas escritas por Mario Tesler titulado “La patética vida de Josefa Derqui, hija del presidente argentino”, en el cual el autor relata las penurias espirituales y económicas de Josefa a principios del siglo XIX. </i><br />
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<i><br /></i></div>
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<i>Por una enfermedad crónica, los médicos le aconsejaron que viviera en el campo, por lo que “doña pepita” alquiló una vivienda muy precaria, distante 7 cuadras de la estación del ferrocarril. Sus ahogos económicos habían comenzado muy temprano con la viudez a la edad de veinticuatro años, luego con la muerte de sus hermanos y finalmente, de su hijo menor, en 1901. </i><br />
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<i><br /></i></div>
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<i>Empobrecida y triste, durante años los únicos ingresos que tuvo provenían de la ayuda de la Lotería Nacional, la que le otorgaba gratuitamente unas decenas de billetes de lotería para que las vendiera. Tiempo después, el Senado argentino aprobó otorgarle una pensión de 150 pesos, por el respeto moral que le debía la República por ser hija, nieta, hermana y esposa de próceres, por ser descendiente de una de las fundadoras de la Sociedad de Beneficencia en época del presidente Rivadavia. </i><br />
<i><br /></i><br />
<i><br /></i><br />
<br /></div>
</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-18321995567580929842011-11-13T12:35:00.000-08:002012-03-13T18:41:52.493-07:00De "el Loco" a "el Pingüino": los apodos de los presidentes argentinos<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTaQ0yjclSmcBAC4K3W_KfZVs0CcRlNV8U8v2mAyUBUXabdjgvANb0c460sm3nK7NpGPdrK3Gl2il166kMwJZ0CVGDW3jOfvrjbPEYXyr3RUovOneivUcdC_mGRDaZJ8kPebZzMZCPslyi/s1600/Imagen1.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="116" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTaQ0yjclSmcBAC4K3W_KfZVs0CcRlNV8U8v2mAyUBUXabdjgvANb0c460sm3nK7NpGPdrK3Gl2il166kMwJZ0CVGDW3jOfvrjbPEYXyr3RUovOneivUcdC_mGRDaZJ8kPebZzMZCPslyi/s320/Imagen1.png" width="320" /></a></div>
<a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/delfina-vedia-la-mujer-que-se-enamoro.html" target="_blank">Bartolomé Mitre</a> acostumbraba pasear por el centro -vivía en San Martín y Corrientes- y trinaba cuando alguien le gritaba <b>"¡Adiós, don Bartolo!"</b>. <a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/que-se-debe-el-color-rosado-de-la-casa.html" target="_blank">Domingo Faustino Sarmiento</a> era conocido por todos como <b>"El Loco"</b>.<br />
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<br />
<a href="" name="more"></a><br />
<br />
Una mañana, el presidente Nicolás Avellaneda, sucesor del sanjuanino, ingresó a su despacho con el general Roca. Adentro estaba el ex mandatario Sarmiento sentado en el escritorio de Avellaneda, leyendo cartas. Ni mosqueó cuando entraron. Nicolás tomó del brazo a Julio Argentino, lo llevó hasta una ventana, como si quisiera mostrarle algo en el exterior, y le dijo en voz baja: <b>"¿Qué hacemos con este loco?"</b>.<br />
<br />
Tampoco Avellaneda se salvaba de los motes. Para disimular su baja estatura, el pequeño presidente usaba zapatos con bastante taco: lo apodaron <b>"Taquito"</b>. Y por su forma de caminar, casi en puntas de pie, también era conocido como <b>"Chingolo" o "Gorrión"</b> Avellaneda.<br />
<br />
Motes de animales había para todos los gustos: <b>"El Zorro"</b> Julio Argentino Roca se destacaba por sus mañas. José Evaristo <b>"Lechuza"</b> Uriburu;<b> "El Pavo"</b> Luis Sáenz Peña y <b>"El Peludo" </b>Hipólito Yrigoyen eran blanco de las caricaturas. El presidente Miguel Juárez Celman fue <b>"el Burrito cordobés"</b>. Por su mal carácter también le decían <b>"Juan Beduino"</b>.<br />
<br />
Al pulcro presidente Manuel Quintana los periodistas lo llamaban<b> "El Maniquí"</b>. Mientras que, por su aspecto europeo -rubio de ojos celestes- a Carlos Pellegrini lo apodaban <b>"El Gringo"</b>. La fisionomía diaguita de <b>"El Chino" </b>Victorino de la Plaza dio también origen al mote de <b>"Doctor Confucio"</b>.<br />
<br />
Obvia era la referencia del sobrenombre del calvo presidente <b>"El Pelado"</b> Marcelo T. de Alvear. Por su parte, el presidente de facto José Félix Uriburu fue para todos <b>"Ocho y veinte"</b>. Ésa parecía ser la hora señalada si se imaginaba que sus bigotes eran las agujas de un reloj.<br />
<br />
A José Figueroa Alcorta, la oposición lo bautizó <b>"Jettatore"</b> porque, según decían, era mufa. Ellos insistían en que una visita de él podría provocar el descarrilamiento de un tren, una sequía, una inundación, un incendio. Fue vicepresidente del "Maniquí" Quintana. Una semana antes de que éste pidiera licencia por enfermedad, se murió un ex presidente: Mitre.<br />
<br />
Luego murió el propio Quintana y durante el periodo que le tocó gobernar a Figueroa Alcorta (1906-1910) se fueron al más allá otros tres ex: Pellegrini, Luis Sáenz Peña y Juárez Celman. Además del ex gobernador bonaerense Bernardo de Irigoyen.<br />
<br />
Un legislador sufrió un paro cardíaco en el despacho del presidente. En otra oportunidad, inauguró un puente que cruzaba un río que se desbordó y la inundación causó muchas víctimas fatales. El presidente chileno Manuel Montt viajó a la Argentina y Figueroa Alcorta le prometió que le retribuiría la visita. Pero, al regresar a Santiago de Chile, Montt enfermó de gravedad. Fue trasladado a Alemania para ser atendido por especialistas de Europa, pero no hubo remedio y murió.<br />
<br />
Cuando José Figueroa Alcorta viajó a Chile, ya no estaba Montt. Por estas situaciones, algunos medios periodísticos, entre ellos el vespertino <i>El Diario</i> y la revista <i>PBT</i>, se entretenían señalando los sucesos semanales que protagonizaba "El Jetta" Figueroa Alcorta.<br />
<br />
<b>Fragmento de <i>Historias insólitas de la historia argentina</i>, de <a href="http://www.twitter.com/d_balmaceda" target="_blank">Daniel Balmaceda</a></b>.<br />
<br />
<b><br /></b><br />
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<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">APODOS PARA TODOS</span></b><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #660000;"><br /></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">La mayoría de los personajes políticos de la historia argentina cuenta con su correspondiente apodo. Se trata de una larga tradición que abarca desde el último virrey español, don Baltasar Hidalgo de Cisneros (“El sordo”) hasta <a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/de-primera-dama-presidenta-cristina.html" target="_blank">la actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner (“CFK”)</a>, pasando por los presidentes Rivadavia (“El sapo del diluvio”), Sarmiento (“El loco”), Nicolás Avellaneda (“Chingolo”), Julio Roca (“El zorro”), Miguel Juárez Celman (“El burrito cordobés”), Carlos Pellegrini (“El gringo”), Luis Sáenz Peña (“El pavo”), <a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/el-presidente-que-cayo-del-cielo.html" target="_blank">José Evaristo Uriburu (“Lechuza”)</a>, Manuel Quintana (“El maniquí”), José Figueroa Alcorta (“Jettatore”), <a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/una-familia-en-la-rosada.html" target="_blank">Roque Sáenz Peña (“Protocolo”)</a>, Victorino de la Plaza (“El chino”), Hipólito Yrigoyen (“El peludo”), Marcelo T. de Alvear (“El pelado”), José Félix Uriburu (“Von Pepe”), Pedro Aramburu (“El vasco”), <a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/un-desesperado-sos-en-una-botella.html" target="_blank">Arturo Frondizi (“El flaco”)</a>, José María Guido (“Barón de Río Negro”), <a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/el-granadero-que-enfrento-todo-el.html" target="_blank">Arturo Illia (“La tortuga”)</a>, Juan Carlos Onganía (“La morsa”), Alejandro Lanusse (“Cano”), Héctor Cámpora (“El tío”), Carlos Menem (“El turco”), Fernando De la Rúa (“Chupete”), Eduardo Duhalde (“El cabezón”) y Néstor Kirchner (“El pingüino”).</span><br />
<br />
<br />
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<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-41286056469287158642011-11-04T16:09:00.000-07:002012-03-13T19:23:33.967-07:00Las deudas de la "Segunda Dama"<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://img706.imageshack.us/img706/4708/383681809097a4a6d95b.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="172" src="http://img706.imageshack.us/img706/4708/383681809097a4a6d95b.jpg" width="320" /></a></div>
Las peleas conyugales del primer vicepresidente de la Nación Argentina marcaron su vida y su muerte. «No quiero mirar en la misma dirección que mi marido por toda la eternidad…»<br />
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<br />
<br />
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<br />
La joven <b>Tiburcia Domínguez</b>, con solo diecisiete años, supo comportarse acorde con las circunstancias, acompañando en el exilio y la vida pública a su esposo <b>Salvador María del Carril</b>, el primer vicepresidente del país.<br />
<br />
Hijo de don Pedro Vázquez del Carril y doña María Clara Rosa y Torres, Salvador María nació en 1789 en San Juan, provincia de la que en 1823 fue gobernador.<br />
<br />
Siendo educado en la Universidad de San Carlos en Córdoba y discípulo del Dean Funes, se doctoró en Leyes en el año 1816, motivo por el cual desempeñó cargos relevantes en la política de nuestro país.<br />
<br />
Pero no fue, sin embargo, su vida pública y política lo que hizo conocida la historia del doctor Del Carril, sino un episodio de su vida conyugal sin mayor trascendencia en nuestro tiempo.<br />
<br />
Salvador María, se casó en Mercedes, Uruguay el 28 de septiembre de 1831 , con Tiburcia Domínguez. Hija de don José Luciano Domínguez y doña María Luisa lópez Carmelo, nacida en Buenos Aires en 1814.<br />
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<br />
Fue madre de siete hijos, seis varones y una niña, pero, la diferencia de edad y criterios entre los esposos fue generadora de profundas dificultades. Llegados al poder, de la mano de Urquiza, los del Carril parecían un matrimonio armonioso y feliz, pero, las desavenencias de la pareja crecían con el paso del tiempo. <br />
<br />
Los enojos del doctor con su mujer comenzaron a crecer, ocasionados por los excesivos gastos que originaba ella, según su criterio. Consideró a Tiburcia una derrochadora compulsiva, fanática de los vestidos de moda, joyas y perfumes caros. <br />
<br />
Salvador tuvo una última conversación con Tiburcia, en la que le pidió que no continuara con ese despilfarro, pero parece que la señora no hizo caso a este requerimiento. </div>
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Harto ya de esta situación , del Carril solicitó publicaran en todos los diarios de la época tales como <i>El Nacional</i> , <i>La Nación</i> , <i>Anticipación a La Prensa Nacional</i>, <i>La Tribuna</i>, y demás, la siguiente nota: “<i>No me haré responsable del pago de nuevas deudas de la señora, y solicito se le suspenda definitivamente el crédito</i>”. <br />
<br />
La publicación fue la comidilla de la alta sociedad, y semejante bochorno humilló tanto a Tiburcia que jamás volvió a dirigirle la palabra a su esposo. Y la situación se sostuvo durante treinta años, hasta la muerte de Salvador, el 10 de enero de 1883.<br />
<br />
Se dice que cuando a doña Tiburcia le fue comunicada la muerte de su marido, solamente se limitó a preguntar: “<i>¿Cuánta plata dejó?</i>”. Una vez finalizado el duelo, convocó al arquitecto francés Alberto Fabré, con artistas italianos y franceses para que en tierras que ambos poseían en Lobos, construyeran una gran residencia en la que orgenizó grandes fiestas, con bailes que duraban por largas horas, demostrando un brillo y opulencia fantásticos.<br />
<br />
Pero la señora del Carril, seguía firme con su venganza…mezcla de odio y dolor. Encargó un magnífico mausoleo en el <b>Cementerio de Recoleta</b> a Camilo Pomairone, a quien le dio expresas órdenes de que su estatua debía mirar hacia el lado contrario al de su marido, para perpetuar de esa forma las diferencias conyugales que caracterizaron su vida: “<i>No quiero mirar en la misma dirección que mi marido por toda la eternidad</i>…”<br />
<br />
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<a href="http://farm5.static.flickr.com/4087/5034800665_5a58608257.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="426" src="http://farm5.static.flickr.com/4087/5034800665_5a58608257.jpg" width="640" /></a></div>
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-</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-17550338680369262462011-10-28T19:57:00.000-07:002012-03-13T19:23:44.579-07:00Buenos modales y malas palabras<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://img202.imageshack.us/img202/7407/evaperon6.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="157" src="http://img202.imageshack.us/img202/7407/evaperon6.jpg" width="320" /></a></div>
«General, cuando su mujer se enoja es incontrolable. Me doy por vencido»<br />
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<br />
Como buen militar, Perón era muy cuidadoso del protocolo y el comportamiento en las ceremonias oficiales. Como la mayoría de las críticas apuntaban a su esposa, <b>María Eva Duarte</b> ("Evita"), el Presidente contrató a personal especializado para asesoras a la primera dama en cuestiones protocolares.<br />
<br />
Ella colaboraba con voluntad, porque sabía que la clase alta la detestaba y decidió tomar el toro por las astas.<br />
<br />
- Dicen que soy una guaranga, que no sé vestirme, pero yo les voy a poner la tapa -se ufanó Evita, comenzando las lecciones de "buenos modales".<br />
<br />
Una de las primeras tareas fue cambiar el look, y para eso contrató al modisto <b>Paco Jamamdreu</b>: "Paquito, ¿por qué no mirás mis pieles?", pidió la primera dama.<br />
<br />
"Ésas sáquelas, señora, porque las usan las viejas cancionistas de tango", recomendó el modisto.<br />
<br />
La educación de Evita se aceleró cuando "la Presidenta", como la llamaban, se encargó de misiones oficiales muy delicadas para el gobierno argentino en Europa. Y así comenzó a tomar lecciones de buen comportamiento con el <b>conde Juan Eugenio de Chikoff</b>, ruso de origen y argentino por adopción, nacido cerca de Moscú, en 1896.<br />
<br />
Según un artículo periodístico publicado en el diario <i>La Nación</i>, el Conde de Chikoff hablaba nueve idiomas, era aviador, periodista, deportista, jinete y bailarín:<br />
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<br />
<blockquote class="tr_bq">
<i>«A los 19 años, en 1915, salió de su país como subteniente de infantería para combatir en Francia, y nunca regresó. La revolución de 1917 lo sorprendió en París, donde un argentino optimista lo convenció de que los bolcheviques durarían un par de semanas, y lo invitó a viajar a Buenos Aires para esperar la caída. Una vez en la Argentina, Chikoff comenzó a frecuentar el mundo aristocrático porteño.<br />«Su comportamiento, basado en unas reglas de sociabilidad desconocidas hasta entonces, le hicieron un lugar. En los años veinte, la figura del conde era familiar para quienes frecuentaban el Ocean y el Golf Club en Mar del Plata, donde daba lecciones de baile, gimnasia y patinaje sobre hielo. Por esa época también se inició en la tarea que le daría una curiosa notoriedad: la enseñanza de urbanidad y buenos modales, un tema al que consagró años. Según Eugenia, en Buenos Aires Chikoff frecuentaba a otros nobles rusos, como la condesa Zuboff y el príncipe Nagaietz»</i></blockquote>
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- Señor, lo llama el Presidente -indicó una mucama de Chikoff en su residencia de Recoleta. </div>
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- ¿Cómo?</div>
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- Sí, el Presidente de la Nación.<br />
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- Hola, conde. Habla el general Perón.</div>
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- Buenos días, General.</div>
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- Quiero que le enseñes a Eva, porque toma la sopa cantada.</div>
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- Sí, por supuesto. Mañana mismo voy a la residencia y empezamos con las clases -respondió el maestro de buenos modales.</div>
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Después de varios meses de intenso trabajo, los resultados logrados por Chikoff eran increíbles. Sin embargo, cierta tarde el noble llegó al escritorio presidencial con una fuerte queja sobre Evita.</div>
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- ¿Algún problema, conde?</div>
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- Sí, general. Las malas palabras... Cuando su mujer se enoja es incontrolable. Me doy por vencido.</div>
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<b>Los gafes de la Abanderada </b><br />
<br />
Frontal, exigente, impulsiva y fresca, Eva Duarte de Perón fue una de las primeras mujeres de presidentes en representar al país en el extranjero.<br />
<br />
Por eso fue tan sonado el viaje que hizo por España, en 1947, viaje del cual quedan recuerdos en los informes que un funcionario español hizo para el dictador Francisco Franco, y en el que destacan la falta de etiqueta de la primera dama: <br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
“<i>Evita bajó a la fiesta en El Pardo con un vestido azul espectacular, pero se olvidó de ponerse la Cruz de Isabel la Católica. El generalísimo se lo hizo notar. Ella dijo: ‘Ay, me olvidé de ponérmela. No importa, tiene arreglo’. Chasqueó los dedos y una ayudante corrió a buscarle la Cruz</i>.<br />
<br />
“<i>De Madrid fuimos a Sevilla. Visitas a una iglesia y después a la Catedral</i> (…). <i>Cuando en la misa pasaron la bolsa de la limosna, ella dijo en voz alta: ‘¡Uy, me quedé sin un centavo! Yo creí que la otra iglesia era la Catedral y dejé todo lo que tenía en la cartera. A ver, ¡vayan rápido al Pardo a buscar más plata!’ Y eso hicieron… </i></blockquote>
<blockquote class="tr_bq">
<i>"Regreso de Sevilla a Madrid y visita al Escorial</i> (…). <i>Cuando le preguntaron qué le parecía el palacio, dijo: ‘¡Cuántas habitaciones! ¡Qué hogar para huérfanos haría yo aquí!’ Muchos se horrorizaron</i>”.</blockquote>
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-</div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-71686433121808303692011-10-26T08:57:00.000-07:002012-03-13T18:41:52.531-07:00El granadero que enfrentó a todo el ejército<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://ar.kalipedia.com/kalipediamedia/historia/media/200806/12/hisargentina/20080612klphishar_9_Ies_SCO.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="205" src="http://ar.kalipedia.com/kalipediamedia/historia/media/200806/12/hisargentina/20080612klphishar_9_Ies_SCO.jpg" width="320" /></a></div>
Los sitiadores se miraron entre sí. Uno dijo: «¡Ese teniente de Granaderos está loco! ¡Treinta hombres contra todo el Ejército!»<br />
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<a href="" name="more"></a><br />
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<br />
Llegó el fatídico lunes 27 de junio de 1966. Poco antes de las 8 de la noche, los comunicados militares inundaron las radios y los canales. En la mañana de ese lunes comenzó el golpe al presidente constitucional, Arturo Illia.<br />
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El general Mario Fonseca le informó al jefe de la Policía Federal que estaba relevado de su cargo. Los militares se apoderaron de los medios de comunicación. El próximo objetivo era la Casa Rosada. El ministro de Defensa, general Castro Sánchez, le informó al presidente de la Nación que no contaba con fuerzas leales. Y las tropas del Ejército avanzaron para ocupar la Casa de Gobierno.<br />
<br />
El día del golpe de Estado, en 1966, el jefe de la guardia de la Casa Rosada era el teniente granadero Aliberto Rodrigáñez Ricchieri, un hombre de baja estatura. Tenía entonces 24 años, era soltero y su pasión era la música clásica, que oía frecuentemente en el Teatro Colón.<br />
<br />
el oficial descendía de personajes de gran prestigio en el Ejército y en el regimiento de Granaderos, creado por San Martín. Su tatarabuelo paterno había integrado el Ejército de los Andes y murió en acción, siendo su caballo el único que regresó vivo de los miles que salieron desde Mendoza y cruzaron la cordillera de los Anres; por la rama materna, a su vez, Aliberto emparentaba con el célebre teniente general Pablo Richieri, nacido en San Lorenzo, donde tuvieron su bautismo de fuego los Granaderos.<br />
<br />
Rodrigáñez Ricchieri recorría los puestos de la guardia que tenía a su cargo en la Casa Rosada cuando advirtió que había tropas del Ejército que se le venían encima. Tenía apenas treinta granaderos armados con sable corvo, fusiles y dos ametralladoras, pero no vaciló. Hizo colocar las ametralladoras en posición y ordenó cerrar las puertas de la Casa Rosada. También le avisó al jefe de la tropa que avanzaba que abriría fuego si no se detenía.<br />
<br />
Los sitiadores se miraron entre sí. Uno dijo: "¡Ese teniente de Granaderos está loco! ¡Treinta hombres contra todo el Ejército!"<br />
<br />
El general Julio Alzogaray telefoneó al coronel Marcelo de Elía, jefe de Granaderos, que era amigo suyo y había compartido con él cuatro años de prisión en el penal de Rawson por decisión de PErón. El coronel le dijo al general que tenía razón, que el teniente estaba loco, pero que también estaba cumpliendo con su deber, con la tradición del regimiento: defender al presidente de la Nación hasta el último cartucho y luego con los sables.<br />
<br />
Aún más: le aclaró que aunque la resistencia fuera inútil, no sólo no iba a ordenarle al teniente que se rindiera, sino que también él mismo, el propio coronel, marcharía en auxilio del teniente de granaderos apenas sonara el primer disparo.<br />
<br />
"La orden que tendré que dar, Julio", agregó Elía, "será atravesar el cerco que el Primer Cuerpo del Ejército ha tendido alrededor de la Casa de Gobierno, y morir intentándolo". Alzogaray quedó mudo. Sabía que ordenar un ataque sería una carnicería, una masacre de granaderos y civiles que resultaría contraproducente. Entonces, ordenó suspender las operaciones.<br />
<br />
Pasó de todo en las largas y extraordinarias doce horas que el teniente Rodrigáñez Ricchieri mantuvo en jaque al Ejército argentino con sus apenas treinta granaderos.<br />
<br />
El brigadier Pío Otero, jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación, intentaban convencer al doctor Illia de que renunciara. Le señaló que igual sería tomada la sede gubernamental, pero con treinta muertos. El presidente radical sólo aceptó que se fuera el personal administrativo.<br />
<br />
Otero habló con el general Alsogaray. Le pidió que por nada se contestara con fuego a un balazo que saliera de la Casa Rosada, que él intentaría convencer a otros personajes radicales de que hicieran razonar a Illia. Cuando Otero volvió, Ricardo Balbín y el vicepresidente Carlos Perette ya no estaban. Alrededor del Presidente, jóvenes radicales (entre ellos los futuros presidentes Raúl Alfonsín y De la Rúa) habían llenado su despacho.<br />
<br />
De pronto, Illia fue hacia el dormitorio presidencial. Todos coincidieron en un pensamiento: "<i>¡Como Alem, se va a pegar un tiro!</i>" Con emoción, comenzaron a cantar el Himno. Cuando el general Alzogaray le ordenó personalmente la rendición al teniente Rodrigáñez Ricchieri, éste se la negó y le dijo con emoción: "<i>Señor, mi primer deber es interponerme entre el presidente de la Nación y la muerte"</i>.<br />
<br />
Los dos se miraron a los ojos durante varios segundos. El general lo hizo con furor, pero también con admiración, y fue el primero en bajar la mirada. Luego entró en el despacho presidencial, donde Illia firmaba fotos para sus correligionarios.<br />
<br />
El resto es parte de la historia grande argentina. Illia renunció y despreció el coche presidencial y un auto oficial que le ofrecieron sus partidarios radicales. A cambio, caminó hasta la vereda, y llamó un taxi que pasaba. Tanto su conductor como todos los que miraban la escena, se quedaron estupefactos. El presidente constitucional recién derrocado subió al auto y desapareció entre las sombras de esa triste madrugada.<br />
<br />
<br />
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-<br />
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<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-44640266766200659542011-10-21T13:47:00.000-07:002012-03-13T18:41:52.513-07:00El presidente que cayó del cielo<br />
<br />
<a href="http://www.lahistoriaparalela.com.ar/umedia/images/Per%C3%B3n-en-maniobras.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; display: inline !important; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em; text-align: center;"><img border="0" height="186" src="http://www.lahistoriaparalela.com.ar/umedia/images/Per%C3%B3n-en-maniobras.jpg" width="320" /></a>El 12 de abril de 1927, <b>Marcelo Torcuato de Alvear</b>, un aristócrata incorregible, presidía el país. Cuando estaba en la Casa de Gobierno, en reunión con algunos de sus más cercanos colaboradores, le llegó un telegrama...<br />
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<a href="" name="more"></a><br />
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Se levantó, lo abrió, lo leyó, y quedó pálido. Dejó caer el papel que contenía el breve mensaje y se derrumbó en el asiento que segundos atrás ocupaba. Alguien levantó el telegrama del piso y también se enteró del contenido... Su texto: «MINISTRO DE GUERRA PERDIDO EN EL AIRE. ALEGRÍA».</div>
<div>
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Conmoción inmediata en la Casa Rosada. Funcionarios corriendo como cucarachas cuando llega el exterminador. Información precisa: el remitente era <b>Victorino Dionisio Martínez de Alegría</b>, capitán aviador del Ejército, que ese día había piloteado el biplano <i>Breuguet </i>número 11.</div>
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En la nave viajaba el general <b>Agustín Pedro Justo</b>, un obeso entrerriano, de 49 años, ingeniero, poderoso caudillo de esa fuerza armada y miembro del gabinete del presidente radical. Sería, además, próximo presidente de los argentinos entre 1932 y 1938.<br />
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://img23.imageshack.us/img23/8103/0000216418g.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="308" src="http://img23.imageshack.us/img23/8103/0000216418g.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
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¿Qué había sucedido? El aparato, junto con cuatro similares, todos volando en formación que se dirigía hacia La Rioja desde Córdoba, donde Justo había pasado revista a la unidad militar de esa capital provincial.</div>
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Pronto, a los 2.200 metros de altura, empezaron los problemas por adversas condiciones climáticas, padeciéndose violentas pérdidas de altura a causa de pozos de aire. El avión contaba con un asiento para el piloto y otro detrás para el acompañante y, aunque, como hoy en día, era necesario que ambos se colocaran sus cinturones de seguridad, Justo no lo hizo porque le molestaba debido a su prominente barriga.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
Al finalizar el carreteo por el pasto de la pista militar riojana, tras un temeroso aterrizaje, el capitán aviador Alegría giró su cabeza para disculparse ante el otro ocupante de la nave, el ministro de Guerra Justo, y vio que su asiento estaba vacío.</div>
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<br /></div>
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Alegría recordó entonces que Justo nunca se ponía el cinturón de seguridad y se derrumbó sobre el tablero del avión. Así, primero desmayado y después sollozante, lo encontraron los otros pilotos y los jefes militares que habían corrido a buscar al ministro de Guerra...</div>
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<br /></div>
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Antes de que los oficiales castrenses llegaran a imaginar cuál sería su futuro, y que los buitres del diario <i>Crítica</i>, que siempre andaban a la pesca de ese tipo de noticias, se enteraran de lo que había sucedido, Justo se sacaba espinas del cuerpo en un campo de Patquía, localidad que está entre Chamical y Chilecito, en el centro de La Rioja, no muy lejos de su capital. </div>
<div>
<br /></div>
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Ahí había descendido, tras despegar su paracaídas y caer sobre un árbol, demasiado duro para su gusto. Mientras surcaba los cielos riojanos había podido ver una vía de ferrocarril, la cual, con calma, trató de buscar al caer a tierra. </div>
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<br /></div>
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Una vez en suelo, el ministro y futuro presidente marchó con paso decidido los trece kilómetros hasta la vía y luego enfiló hacia el norte. Llegó a la mísera estación de Patquia, donde solicitó enviar un telegrama, pero no le fue posible, porque allí no había telégrafo. </div>
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Un vecino se ofreció a llevar el texto del telegrama a un poblado cercano, y al mismo tiempo, en otro punto de la provincia, el desesperado capitán Alegría corría a enviar a Balcarce 50 el escueto mensaje: "Ministro de Guerra perdido en el aire. Alegría".</div>
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<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-71075655111615091882011-10-17T19:03:00.000-07:002012-03-13T18:41:52.526-07:00Los duelos de la Casa Rosada<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://img828.imageshack.us/img828/527/imagen12m.png" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="184" src="http://img828.imageshack.us/img828/527/imagen12m.png" width="640" /></a></div>
<br />
La muerte de Manuel Quintana, en 1906, vistió por primera vez de luto la Casa Rosada. El funeral de Alvear reunió a sus más íntimos enemigos, mientras que el de Yrigoyen fue uno de los más grandes que recuerde la historia argentina.<br />
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<a href="" name="more"></a> <br />
<br />
<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">QUINTANA: EL PRIMER LUTO</span></b><br />
<br />
<a href="http://www.historiadelpais.com.ar/images/sepelio_quintana.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="378" src="http://www.historiadelpais.com.ar/images/sepelio_quintana.jpg" width="640" /></a><br />
«A los 39 años no pude ser presidente, y ahora tal vez llegue a serlo... ¿Quién sabe?...». Mientras esperaba los resultados de las negociaciones del colegio electoral, Manuel Quintana sentía que esta vez no se le escaparían la banda y el bastón.<br />
<br />
Las especulaciones electorales de los doscientos "notables" que armaron la lista de los presidenciables no olvidaron en los cómputos los datos sobre su precaria salud.<br />
<br />
«¡Ojo, que Quintana está viejo y enfermo!»- dijeron anunciando la llegada de "la parca".<br />
<br />
«Fui diputado, ministro y tantas cosas más...», pensó Quintana, y en esos días de contubernio se refrescó con los sonidos de un ritmo cubano y de los recuerdos de su "amigo sincero" José Martí.<br />
<br />
Finalmente lo eligieron pero, precavidos, "los notables" nombraron también a José Figueroa Alcorta, un vicepresidente adecuado y saludable. Y el general Julio Argentino Roca dejó la Casa Rosada en manos de Quintana el 12 de octubre de 1904.<br />
<br />
Su último mensaje presidencial fue el de Mayo de 1905. En Diciembre de ese año, ya muy enfermo, siguió concurriendo a su despacho y atendiendo las tareas del Gobierno. Alcanzó a gobernar durante 17 meses completos, en horas dramáticas y de gran agitación social.<br />
<br />
Murió el 12 de Marzo de 1906, a los siete meses de haber salvado su vida ante el atentado cometido por el anarquista catalán Planas y Virella. ¿Le faltó tiempo para otros sueños, como el del voto libremente elegido y lealmente respetado? La historia no tiene respuesta a esa pregunta. Pudo, sin embargo, escribir la despedida al general Mitre, pero no la pudo leer.<br />
<br />
<br />
<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">EL ADIÓS A ALVEAR</span></b><br />
<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;"><br /></span></b><br />
La muerte del presidente Marcelo T. de Alvear demostró, una vez más, la extraña obsesión argentina por los muertos célebres. El primer problema que surgió después de su muerte fue protocolar: dónde sería velado.<br />
<div>
<br /></div>
<div>
Se barajaron mil opiniones, pero finalmente prevaleció el criterio de su esposa, Regina: la Casa Rosada. Como suele suceder, el día del velorio Marcelo de Alvear parecía no haber tenido un solo enemigo en su vida: ahí estaban los conservadores, los que lo habían atacado, los que habían instaurado el fraude electoral en el país, privándolo de ser nuevamente presidente. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Se deshacían en alabanzas, en panegíricos, en loas a ese gran espíritu democrático, a ese patriota excepcional. Hasta el ex presidente Agustín P. Justo, que lo había encarcelado, que le había hecho conocer la sordidez de Martín García, que lo había hecho deportar, se presentó en la Casa Rosada a manifestar sus condolencias. </div>
<div>
<br /></div>
<div>
Francisco Carcavallo, hijo de un gran amigo de Alvear, recuerda haber asistido al velorio: “<i>Reconocí a Justo, vestido con saco negro, chaleco blanco, pantalón de fantasía, polainas y zapatos negros, y su presencia me pareció francamente ofensiva. Me acerqué y le dije de muy mal modo: ‘¡Cómo se atreve a estar aquí! ¡Váyase antes que lo eche!’. Justo no tuvo otra alternativa que abandonar la casa de gobierno</i>”.</div>
<div>
<br /></div>
<div>
El traslado de Alvear al Cementerio de la Recoleta reveló hasta qué punto el pueblo había sentido esa muerte. El ataúd fue sacado de la cureña y, sostenido por manos anónimas, desfiló por las calles de Buenos Aires, acompañado por consignas, por cantos, por gritos en contra del gobierno. </div>
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Era el pueblo mismo el que lo acompañaba en su último viaje, a pesar de haber acusado a Marcelo de estar lejos de sus necesidades.<br />
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<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">LOS DUELOS DE LA ROSADA</span></b><br />
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Al contrario de lo que suele afirmarse, el ex presidente Néstor Kirchner no fue el único que recibió honmras fúnebres bajo el techo de la rosada residencia presidencial.<br />
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Fueron 7 los presidentes argentinos velados en la Casa de Gobierno: Bartolomé Mitre, Quintana y Carlos Pellegrini (los tres fallecidos en 1906), Roque Saenz Peña (muerto en el cuarto año de su mandato, en 1914), Julio A. Roca (que falleció meses después), Marcelo Torcuato de Alvear (gobernó entre 1922 y 1928, y murió en 1942) y Kirchner (fallecido en 2010).<br />
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Además, en los 10 años y medio del período presidencial de Carlos Menem fueron velados en el Salón Blanco de la Casa Rosada, el ex ministro de Economía Miguel Angel Roig (1989), el neurocirujano y ex funcionario Raúl Matera (1994), el ex ministro de Salud Julio Corzo (1995) y el ex corredor y quíntuple campeón mundial de automovilismo Juan Manuel Fangio (1995).<br />
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<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">Recorrido fotográfico</span></b><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #660000;"><br /></span><br />
<b><span class="Apple-style-span" style="color: #660000;">HIPÓLITO YRIGOYEN (1933)</span></b></div>
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<a href="http://www.historiadelpais.com.ar/images/ataud.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="330" src="http://www.historiadelpais.com.ar/images/ataud.jpg" width="640" /></a></div>
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<b>EVA DUARTE DE PERÓN (1952)</b><br />
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<a href="http://www.historiadelpais.com.ar/images/Personajes/Evita/funeral_evita15.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="http://www.historiadelpais.com.ar/images/Personajes/Evita/funeral_evita15.jpg" width="624" /></a></div>
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<b>JUAN DOMINGO PERÓN (1974)</b><br />
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<a href="http://farm4.static.flickr.com/3616/3684650412_61fc7d9487_b.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://farm4.static.flickr.com/3616/3684650412_61fc7d9487_b.jpg" /></a></div>
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<b>RAÚL ALFONSÍN (2009)</b><br />
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<a href="http://www.diariohoy.net/imagenes/notas/Panel/imagenesNotas/020409/21719_escalinata1.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="420" src="http://www.diariohoy.net/imagenes/notas/Panel/imagenesNotas/020409/21719_escalinata1.jpg" width="640" /></a></div>
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<b>NÉSTOR KIRCHNER (2010)</b><br />
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN7slbuNTmHX__0yZaDo2VOuSZ295wYKTkINwzPYO61mIkO6mDCCziomEcfSQKA8NyzTfdDniDcgFZeBJCGOqmbGyNTfsb_QvRxGTGAEj31o4LSnaTDp0kxmhJhWl0C6wUEnPbjSK6HyI/s1600/tapas+de+diarios+0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhN7slbuNTmHX__0yZaDo2VOuSZ295wYKTkINwzPYO61mIkO6mDCCziomEcfSQKA8NyzTfdDniDcgFZeBJCGOqmbGyNTfsb_QvRxGTGAEj31o4LSnaTDp0kxmhJhWl0C6wUEnPbjSK6HyI/s640/tapas+de+diarios+0.jpg" width="480" /></a></div>
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<a href="http://www.prensa.argentina.ar/advf/imagenes/4cca10e44c896.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="424" src="http://www.prensa.argentina.ar/advf/imagenes/4cca10e44c896.jpg" width="640" /></a></div>
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<span class="Apple-style-span" style="color: #660000;"><b><br /></b></span><br />
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<span class="Apple-style-span" style="color: #660000;"><i><br /></i></span><br />
<span class="Apple-style-span" style="color: #660000;"><i>-</i></span><br />
<br /></div>Unknownnoreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-4935447138580064318.post-88237731194924941992011-10-16T12:01:00.000-07:002012-03-13T18:41:52.544-07:00¡La casa está en orden! La curiosa historia de las transformaciones del palacio presidencial argentino<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://img831.imageshack.us/img831/7752/1929scan00017jj.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="326" src="http://img831.imageshack.us/img831/7752/1929scan00017jj.jpg" width="640" /></a></div>
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<a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/la-casa-esta-en-orden-la-historia-de.html"></a><iframe frameborder="0" height="350" marginheight="0" marginwidth="0" scrolling="no" src="http://maps.google.com.ar/maps?vpsrc=0&ie=UTF8&ll=-34.607974,-58.370211&spn=0.002442,0.005493&t=h&z=18&output=embed" width="640"></iframe><br />
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<small>Ver <a href="http://maps.google.com.ar/maps?vpsrc=0&ie=UTF8&ll=-34.607974,-58.370211&spn=0.002442,0.005493&t=h&z=18&source=embed" style="color: blue; text-align: left;">Casa Rosada</a> en un mapa ampliado</small><br />
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Una ajetreada historia rodea a la construcción y evolución de la Casa Rosada, la sede presidencial argentina. Sus ocupantes de todas las épocas han contribuido a deteriorarla, empezando con la demolición, en 1853, de la Real Fortaleza de Don Juan Baltazar de Asturia, el fuerte con el cual Buenos Aires alguna vez se defendió de furtivos corsarios y que se emplazaba en este preciso solar.<br />
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El solar en el que se encuentra es edificio es tan antiguo como la Primera Fundación de Buenos Aires, en el siglo XVI. Don Juan de Garay lo llamó Castillo de San Miguel y en 1595, sólo era una construcción con foso y puente levadizo. </div>
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El Fuerte fue demolido en sucesivas etapas, hasta que el Presidente Bartolomé <b>Mitre reedificó el sector perteneciente a la Casa de Gobernadores y Virreyes, para instalarse con sus ministros</b>. Su sucesor Domingo Faustino Sarmiento le agregó jardines y rejas, pintándolo de rosado lo que caracteriza al lugar como Casa Rosada. <b><a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/que-se-debe-el-color-rosado-de-la-casa.html">Aunque se dice que a Sarmiento se debe el color rosado, parece que esta historia no es más que una leyenda</a></b>.</div>
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Éste encargó en 1873 al arquitecto sueco Carlos Kihlberg proyectar un edificio de Correos y Telégrafos, en Balcarce e Hipólito Yrigoyen. Por iniciativa del Presidente <b>Julio Argentino Roca</b> se levantó en 1882 para sede del Gobierno Nacional un edificio proyectado por Enrique Aberg que llega hasta Balcarce y Rivadavia en simetría con el de Correos y al que incorporó balcones abiertos a modo de "loggias".<br />
<span id="goog_1762119165"></span><span id="goog_1762119166"></span></div>
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Ambas construcciones estaban separadas por un callejón que iba desde la Plaza de Mayo hasta la Aduana Nueva, que posteriormente fue demolida por el proyectado Puerto Madero. La edificación estaba lucía verdaderamente su peor cara. La puerta principal tenía agujeros de tales dimensiones que permitían el acceso de vendedores ambulantes. Por entre ambos edificios pasaba una calle, que daba a la vieja aduana pero el Presidente <b>Roca pidió en 1884 al arquitecto Francisco Tamburini que uniera ambas edificaciones con un arco central</b>. </div>
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Con tantos cambios, dicen los expertos, la casa no obedece a un estilo arquitectónico particular, sino a varios, entre los que se destacan las mansardas francesas, las ventanas de estilo nórdico y los patios internos, coronados por claraboyas. <b>El conjunto tiene tres niveles sobre la calle Balcarce, y el Museo, sobre Paseo Colón, uno más hacia abajo.</b> En la entrada principal se accede al Salón de los Bustos, con esculturas de presidentes argentinos. Sobre el ala norte se despliega el Patio de las Palmeras, con mármol de Carrara.<br />
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En el acceso por Rivadavia se erigen las Escaleras de Honor, regalos de diferentes países. La de Francia exhibe un tapiz de San Martín y pinturas originales <i>trompe l’oeil</i>. La italiana, fileteados. Cuenta la leyenda que <b>Perón y su ministro Domingo Mercante corrían carreras, deslizándose por sus barandales</b>.<br />
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Luego, los salones se denominan en función de puntos cardinales (Norte, Sur) y colores. El más famoso, el Salón Blanco, es donde se celebran los principales actos de gobierno. La escultura central, el Busto de la Patria, con el escudo de bronce, es del italiano Ettore Ximenes. El mueble más antiguo, todavía en uso, es un gran juego de sillón con escudo y ocho sillones de estilo victoriano, que están en el Salón Norte.<br />
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El mismo Roca fue el primer presidente argentino en trabajar allí, durante su segundo mandato, y <b><a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/una-familia-en-la-rosada.html">Roque Sáenz Peña fue el primero y único en residir en la Casa Rosada, junto a su esposa, Rosa González</a></b>, entre 1910 y 1914, y por eso mandó construir un jardín. En el Salón Blanco se daban banquetes en los que se servían hasta doce platos distintos, con menú en francés y vajilla, platería y cristalería francesa e inglesa. </div>
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El presidente <b>Agustín P. Justo</b> hizo desaparecer -en 1938- 17 metros del lado sur del palacio, y le hizo así perder la simetría, y un decreto de otro presidente, Ramón Castillo, convirtió a la Casa Rosada en Monumento Histórico Nacional. En 1955 sufrió roturas increíbles tras el bombardeo que sirvió de colofón a la caída del presidente Perón.<br />
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La información sobre el hecho es bastante confusa y se habla de aproximadamente <b>una veintena de bombas que se arrojaron sobre la Casa Rosada desde los aviones, estallando solamente entre 5 y 6 de ellas</b>; esto se debe a que el 16 de junio fue un día nublado teniendo los aviones que volar a baja altura para lograr identificar sus objetivos, en consecuencia, muchas de las bombas arrojadas desde tan corta distancia no lograron explotar, de no haber sucedido esto la cantidad de heridos, muertos y daños al palacio hubiese sido aún mayor.<br />
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En los años '60, <b>con el presidente Juan Carlos Onganía, la pompa principesca europea volvió a los salones y las costumbres de la Casa Rosada</b>, inaugurando un pomposo episodio repleto de recepciones oficiales, galas teatrales y desfiles militares como no se veía desde la presidencia de Sáenz Peña. </div>
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El general, amante de la<i> grandeur</i>, se rodeó de una corte de empleados numerosa, a la que regía con riguroso protocolo. Incluso el directo de ceremonial del palacio de Gobierno dictó nuevas normas precisas sobre los atuendos de los civiles que debían ingresar: “A partir de la fecha, ningún civil puede entrar sin saco y corbata”. </div>
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El presidente recibía, según la importancia y la cantidad de sus interlocutores, en distintos salones y despachos del palacio presidencial, y, como ejemplo de su pomposidad, cabe recordar que en 1968 sorprendió a la opinión pública al llegar al acto inaugural de la Exposición Rural de Palermo en el viejo carruaje que en 1910 había trasladado a la infanta Isabel de España en su viaje a la Argentina. <b>“¿Habrá que gritar viva el presidente o viva el rey?”, se preguntaban en el público</b>.</div>
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Los militares de la última dictadura (1976-1983) hicieron indiscriminadamente agujeros en las puertas de madera o vidrios para colocar aparatos de aire acondicionado. Uno de sus sucesores, <b>Jorge Videla</b> mandó a colocar hormigón en las claraboyas por temor a un ataque aéreo de la guerrilla. </div>
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Como resultante dejó los espacios a oscuras y le agregó un peso injustificado a la estructura de la vieja casona. Después, el general <b>Agustín Lanusse</b> mandó a sellar la ventana del despacho que da sobre la Avenida Rivadavia con un sistema antimisiles e hizo pintar la pared resultante de dorado. </div>
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Durante el gobierno democrático de <b>Raúl Alfonsín</b> (1983-1989) ocurrieron cosas asombrosas. Primero, una serie de ruidos extraños en la Rosada hizo saltar las alarma . Una profunda limpieza hecha por técnicos alemanes detectó viejos micrófonos escondidos por los rincones más impensables. </div>
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Al poco tiempo, los ruidos extraños volvieron a resonar y Alfonsín se cuidaba de no hablar temas importantes cerca de macetas o floreros hasta que un empleado de la Casa ofreció la solución: “Les puede leer uno de sus discursos y dejar dormidos a los espías”. <br />
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En 1985, luego de negociar con los militares rebeldes en Campo de Mayo, Alfonsín aterrizó con el helicóptero en la azotea de la Casa Rosada. Por el peso y el impacto de la nave, en el primer piso del edificio comenzaron a caerse pedazos de mampostería. En ese mismo instante, iluso, mientras la Casa de Gobierno se caía por pedacitos, Alfonsín manifestaba a las multitudes desde el balcón:<b> “¡La casa está en orden!”.</b></div>
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<b>Lea además:</b></blockquote>
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<b><a href="http://casa-rosada.blogspot.com/2011/10/una-familia-en-la-rosada.html">» Los Sáenz Peña: "¡Una familia en la Rosada!"</a></b></blockquote>
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